Los equipos de rescate sacan a un minero muerto y a otro herido tras la explosion. :: BULENT KILIC / AFP
MUNDO

La tragedia de la mina golpea a Erdogan

La muerte de al menos 245 operarios revela las carencias de seguridad del pozo y se vuelve contra el Gobierno

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Las esperanzas de encontrar con vida a los más de 120 mineros desaparecidos en el pozo de Soma, en el oeste de Turquía, se desvanecían ayer conforme pasaban las horas y los equipos de rescate seguían luchando contra el fuego y los gases en el interior de la mina. Son ya 245 los trabajadores muertos en el que posiblemente se convierta en el peor desastre minero de la historia de Turquía y que ha puesto de manifiesto las carencias de seguridad de las explotaciones de carbón del país. Ayer, entre el infinito dolor de las familias, la indignación y la rabia se abrían paso en protestas violentas tras las desafortunadas palabras del primer ministro Recep Tayip Erdogan, quien intentó acallar las críticas asegurando que «estas explosiones ocurren todo el tiempo».

Los equipos de rescate seguían ayer bombeando oxígeno en las galerías donde podían confirmar que no había fuego, con la esperanza de que los mineros atrapados hubieran podido refugiarse allí. La tragedia la desencadenó la explosión de un transformador eléctrico, que provocó el derrumbe de varios túneles el martes, pero la mayor parte de las muertes se produjeron, según el ministro de Energía, Taner Yildiz, por inhalación de monóxido de carbono. Unos 360 trabajadores pudieron ser rescatados o salir por su propio pie con vida, algunos incluso 18 horas después del accidente, pero los equipos de salvamento que bajaron a las galerías describían escenas dantescas. «La imagen abajo es increíble. Nuestros compañeros yacen unos encima de otros en las galerías. Es imposible localizar a alguien vivo con tanto gas», señaló, citado por Efe, un minero que participaba en las tareas de rescate a la CNN Turk.

A las puertas del pozo, cientos de familiares aguardaban con el corazón encogido noticias sobre sus parientes, mientras que de las entrañas de la tierra, uno tras otro, sacaban los cuerpos de los fallecidos. En el momento del accidente, unos 787 trabajadores se encontraban en el interior de las galerías, un número mayor de lo habitual ya que en esos instantes se producía el cambio de turno. Turquía ha declarado tres días de luto oficial.

«Haremos lo posible en lo material y espiritual (para rescatar a los mineros)», señaló ayer el primer ministro Erdogan, que visitó la mina tras cancelar un viaje al extranjero, y aseguró que se investigarán hasta los «más pequeños detalles» del accidente. El mandatario se acercó a la entrada al pozo e incluso consoló a un par de mujeres que lloraban la desaparición de sus familiares, pero se mostró a la defensiva cuando, en una rueda de prensa posterior, los periodistas le preguntaron si las autoridades no habían tomado las suficientes precauciones para evitar la tragedia.

Erdogan dejó entonces estupefactos a los presentes al enumerar una retahíla de accidentes mineros del siglo XIX, la mayor parte de ellos en Reino Unido, para justificar que explosiones como la de Soma «ocurren todo el tiempo». «Fijaos en América con toda su tecnología. en 1907, 361 (fallecidos)», dijo el primer ministro, citado por la edición electrónica del diario Hurriyet.

El diario desvelaba ayer que, hace tan sólo dos semanas, los diputados del partido de Erdogan, AKP, desestimaban una propuesta de la oposición para investigar los accidentes de trabajo en las minas de Soma, donde el 15% de la población trabaja en el sector minero y en 2013 se produjeron más de 5.000 incidentes, según un parlamentario de la región.

Reducción de costes

La prensa turca se preguntaba ayer si la tragedia podría haberse evitado si no se hubieran ignorado las repetidas advertencias sobre la seguridad de la explotación e incluso apuntaban a la reducción de costes que ha aplicado la empresa Soma Holding, propietaria del pozo, tras la privatización del mismo. Según una entrevista publicada por Hurriyet en 2012, el dueño del conglomerado aseguró que se habían reducido los costes de 130-140 dólares (95-102 euros) por tonelada a sólo 23,8 (17 euros) «gracias a los métodos operacionales del sector privado». Ese mismo año, la Organización Mundial del Trabajo otorgaba a Turquía el tercer puesto en la lista de los países con más fallecimientos laborales.

La empresa aseguró ayer que la mina había pasado sin problemas su última inspección en enero, y que había iniciado una investigación para intentar aclarar lo ocurrido. Pero Hairetiz Yildin, hermano de un minero atrapado, aseguró al diario Today's Zaman que había trabajado durante 10 años en sus galerías pero que las inspecciones «se hacían sólo sobre papel» y que jamás había presenciado un examen concienzudo de la mina.