Las catedrales
Actualizado: GuardarGracias a un reciente y estupendo reportaje periodístico de Pablo Durio y de José Antonio Hidalgo hemos conocido tanto los numerosos y ocultos atractivos de la Catedral de Cádiz como el empeño, a pesar de las dificultades económicas, del Cabildo catedralicio por descubrirlos a propios y foráneos. La apertura de la Torre del Reloj, o el acceso a la cripta donde reposan los restos de Manuel de Falla, serán, sin duda, todo un reclamo turístico para visitantes y turistas, así como una magnífica oportunidad para que los gaditanos podamos disfrutar de bellos espacios y de nuevas perspectivas de nuestra vieja ciudad. Y esperemos que las cosas sigan mejorando poco a poco para que, en un futuro no lejano, podamos también hacerlo del hermoso espacio situado entre las bóvedas. Pocas ciudades pueden presumir de tener dos catedrales, una que lo es y otra que, en su momento, lo fue. Y, en ambos casos, se trata de auténticas joyas, ya sea por sus tesoros, manifiestos o escondidos, por su ubicación o por sus historias. De la original Catedral de la Santa Cruz apenas quedan restos; los ingleses se encargaron de ello. Pero, cuando deambulamos entre las columnas toscanas de piedra de la actual iglesia, podemos imaginar como la soñaría el gran Alfonso X el Sabio, ese bisnieto de Barbarroja que fue el primer monarca español que aspiró a ser emperador de Europa. Porque tendría que soñarla para decidir que, sobre los restos de la antigua mezquita del Cádiz musulmán, habría de construir la iglesia catedral en la que deseaba dormir eternamente. Desgraciadamente, a pesar de todos sus logros y éxitos como gobernante y jurista, a pesar de todo el legado cultural y científico que nos transmitió, el Rey Alfonso, en cuyo honor un cráter lunar incluso lleva su nombre, no pudo ver cumplidos ninguno de aquellos dos sueños. Las circunstancias impidieron que ciñera la corona del Sacro Imperio de Carlomagno y su muerte, en Sevilla, truncó el que pudiera ser enterrado en su catedral, junto al mar. Con las reformas y el próximo acceso a la Torre del Reloj, los gaditanos podremos disfrutar de unas bellísimas perspectivas de Cádiz y de la Catedral vieja y, si es de noche y miramos hacia la luna, acordarnos del Rey Sabio.