«Me arrepiento de no haber sido más valiente contra la represión franquista»
El músico granadino presenta junto a Felipe Benítez Reyes y Javier Ruibal su libro de memorias, 'Cosas que siempre quise contarte'
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLa estrella de esta edición de la Feria del Libro de Cádiz es musical. El rockero granadino Miguel Ríos charla esta tarde con Felipe Benítez Reyes y Javier Ruibal sobre su libro de memorias, 'Cosas que siempre quise contarte' (Planeta).
-El título de sus memorias es 'Cosas que siempre quise contarte', ¿las ha escrito para usted o para los demás?
-Su escritura permite desvelarte esa persona que eres tú, por lo que has pasado con una cierta urgencia durante mucho tiempo, sobre todo la parte artística. Como músico se va tan a prisa que no te da tiempo a ver la dimensión de lo que has hecho o lo que has conseguido; se está más por la faena que por la contemplación.
-¿Siempre tuvo claro que estas memorias iban a ser de su puño y letra?
-La verdad es que el chiste es escribirlo tú porque mejor que tú no te conoce nadie; segundo, tampoco nadie conoce tanto los entresijos de tu propia carrera y tercero, de lo que se trata es de echar el rato en escribirlo. Me da mucho placer escribir, por lo que sólo hay que echarle horas y tratar de ser lo más honesto posible.
-Si hubiera una línea general en el libro, una reflexión final, ¿cuál sería?
-Lo que me ha dicho la gente es que en cierta forma se nota mi voz en el texto, el pulso con el que yo he desarrollado mi vida. A la gente, en general, le ha gustado y le ha parecido sorprendente el libro. Yo no tenía mucha pretensión, sólo cumplir un contrato con la editorial y gustar algo a los demás. Pero tenía muchos menos humos que cuando era cantante. Probablemente la reflexión final es que las memorias pueden ser un ajuste de cuentas con uno mismo. De decir: esto es lo que soy, con mis grandezas y mis miserias.
-Al mismo tiempo sirve de crónica social de una época de España.
-En este sentido no entiendo caer en el ensimismamiento y escribir unas memorias sin referirte al tiempo en el que has vivido. Cuando la gente escribe de otro se tiende a hacerlo mucho del objeto de la biografía, pero si lo hace uno mismo coge otra dimensión, toma la percepción de tu tiempo.
-Tres elementos marcan sus orígenes: el colegio de Salesianos, la educación franquista y Granada.
-La influencia del tiempo de la infancia y la pubertad es determinante para la persona que serás luego. Puedo constatar que los tres espacios vitales que nombra me han marcado. La educación, que estaba basada en la culpa y en su expiación te persigue toda la vida, aunque ese sentimiento es de los más frustrantes que pueda haber. La sociedad granadina de esa época, a la que yo pude distinguir muy poco porque he sido un poco despistado, era clasista, me di cuenta más tarde. Granada era una ciudad muy narcótica, tendía a atraparte y a relajarte mucho las ganas de romper lo que estabas viviendo porque te engatusaba mucho. Eso a la edad de 14 o 15 años es muy importante, por ese cariz emocional que se tiene muy despierto a esa edad. Yo durante mucho tiempo creí que era una ciudad inabandonable. Y luego, cuando ya vas teniendo las riendas de tu propia vida, lo que más quieres es dejarla.
-Cuente a las generaciones más jóvenes cómo fue eso de la introducción del rock en plena represión.
-Éramos unos don nadie. Durante muchos años éramos unos locos que teníamos una afición y vivíamos con esa indulgencia que tenía la gente que no hacía daño, simplemente éramos tipos que tenían una indumentaria rara y el pelo largo, y cuando empezó a tener más fuerza el rock a principios de los 70 ya la cosa fue diferente. No obstante tengo que decir que toda esa época primera de mi carrera, incluso aunque fuera inofensivo para el Régimen, lo que sí les hacía daño y eso no se dieron cuenta, es que enganchó a la gente con un mensaje que tenía mucho que ver más con la liberación, con la ruptura de lo precedente, más que con lo que pudiera ser de subversivo como mensaje político. La suerte que teníamos nosotros era que el rock fue nuestra vocación, porque no queríamos oír más a Marifé de Triana, con todo lo grande que era... Éramos muchos los que empezamos, yo era uno más y mi éxito ha sido sobrevivir. Nosotros empezamos a tener problemas ya con las drogas, que es algo que siempre ha estado más asociado con la vida licenciosa que vivimos nosotros los músicos.
-En el libro se habla de música, de su pasión por el fútbol, del amor y el sexo, de las drogas, de su paso por la cárcel... ¿Se arrepiente de algo?
-De lo que no puedo estar muy contento, pero que ya no puedo hacer nada es de cuando me detuvieron no haber resistido al interrogatorio tan cruel que hacían esa gente. Pero hasta en ese caso tuve la suerte y la vista de poder cubrir bien un poco el aspecto de la dignidad personal. Pero la vejación, que te trataran como un criminal por fumar canutos, el hecho incluso de que lo que salía en la prensa en ese momento fuera recriminatorio hacia mí y no hacia lo que ellos estaban haciendo... Ese episodio fue muy doloroso y sigue produciéndome malestar. Me arrepiento de no haber sido muchísimo más valiente ante la represión franquista. Podría no haberlo puesto en el libro, nadie lo sabía, pero me apetecía expiar esa culpa.
-Y, ¿está seguro de muchas cosas?
-Yo he sido muy dudoso, lo que yo hago es que no me planteo nada más las cosas de las que sé seguro que no están bien. Yo siempre leía las críticas malas. La gente que bebemos de la aquiescencia de los demás, de la aprobación de otros, pues siempre anda con esa preocupación. Yo tengo muchas dudas, incluso de las cosas buenas.
-Usted ha hablado mucho fuera de los escenarios, ¿echa en falta que otros personajes públicos no tengan ese compromiso?
-No, no lo echo en falta, creo que cada uno tiene que obedecer a sus propias necesidades. No obstante, creo que hay generaciones posteriores que están instaladas en la música que hacen cosas pero con otra metodología. Ahora la gente joven a lo mejor escribe menos canciones entre comillas revolucionarias, pero sí mantiene una actitud reivindicativa. Lo que pasa es que luego llega el 1 de Mayo y donde hay colas es en las salidas de las ciudades para ir a la playa. Te das cuenta de que si la gente que está en extrema necesidad no sale a la calle y lo pelea, pues el resto que está algo mejor, luchará menos. Pienso que cada uno tiene que hacer lo que su conciencia le dicte y a mí la mía siempre me ha dictado estar con los más débiles porque yo también he sido débil.
-Ha sido nombrado Hijo Predilecto de Andalucía, ¿qué opinión tiene de ella?
-Andalucía tiene que redefinir su sitio en el planeta. Es alucinante que una tierra como la nuestra, difícilmente inigualable, se encuentre en esta situación. Muy torpes tenemos que ser los andaluces para no sacarle partido, o muy subyugados o maldirigidos y explotados hemos sido históricamente para encontrarnos en el furgón de cola. No hay nada que sea más urgente para Andalucía que sacarla de la desesperación.