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El partido de Mandela resiste el desgaste

Los sudafricanos dan en las urnas otra mayoría absoluta al desacreditado Zuma, que afronta el desafío de dirigir un país tan rico como desigual

GERARDO ELORRIAGA
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El Congreso Nacional Africano (ANC), el partido del fallecido Nelson Mandela, obtendrá alrededor del 63% de las papeletas emitidas en las elecciones generales del miércoles en Sudáfrica. Esta victoria revalida la mayoría absoluta obtenida desde los primeros comicios democráticos, celebrados ya hace veinte años en la potencia africana. Con el 70% de los votos escrutados, la formación liderada actualmente por Jacob Zuma tan sólo sufre una pérdida del 5%, merma insignificante dado el enorme descrédito sufrido por el Gobierno y, especialmente, por el presidente, afectado por diversos escándalos de corrupción y constantes acusaciones de ineptitud.

El aumento de la opositora Alianza Democrática (DA), que pasa del 17% al 22% de los sufragios, y, sobre todo, la irrupción del los Luchadores por la Libertad Económica (EFF) del radical Julius Malema, con un porcentaje cercano al 5%, constituyen los dos únicos cambios apreciables en esta cita electoral. El Inkhata, el tradicional partido de la comunidad zulú, y el resto de los grupos no alcanzan el 3% de los votos. La participación fue elevada, en torno al 72% de sus 25 millones de electores censados.

Tan sólo los detractores de Zuma confiaban en un cambio en la distribución de fuerzas en el país austral, una posibilidad negada por todas las encuestas previas. La conexión entre la mayoría negra y el ANC, reforzada por el clientelismo y los planes para implementar equipamientos básicos en áreas deprimidas han contrarrestado el desgaste del poder de un partido afectado por la corrupción y por la incapacidad para impulsar las reformas profundas que requiere Sudáfrica.

La imposibilidad de llevar a cabo cambios constitucionales, que requieren una mayoría de dos tercios, sin el apoyo de las pequeñas agrupaciones aparece, según los analistas locales, como la única variación de relieve frente a la anterior legislatura. A ese respecto, los diarios locales apuntan el más que probable nombramiento de un Gobierno de tecnócratas para dirigir el rumbo de un país rico pero con agudas diferencias sociales, todavía vinculadas al color de la piel de sus ciudadanos.

El viraje hacia una política pragmática y liberal, capaz de atraer inversiones extranjeras y dinamizar la economía, parece la estrategia más razonable. Todos los pronósticos apuntan a que el futuro Ejecutivo del polémico Zuma tendrá que enfrentarse a las fuerzas sindicales integradas en la alianza dominante y neutralizar a los más radicales, cercanos a las tesis nacionalizadoras que también suscribe Malema. El joven líder radical accederá a la Cámara de Ciudad del Cabo, pero sin el respaldo masivo que suponía, y habrá de responder por diversos cargos en un juicio previsto para el próximo otoño.

La oposición liderada por Helen Zille ha renovado el triunfo en sus feudos de Cabo Occidental, pero su moderado crecimiento tampoco anticipa su condición de alternativa real. Aunque su responsable ha denunciado presuntas irregularidades y un miembro del ANC fue asesinado en la provincia de KwaZulu-Natal, el proceso electoral no se ha visto enturbiado por incidentes notables. La rápida publicación de los recuentos también despeja las dudas sobre cualquier sospecha de manipulación de los resultados.