El alero estrella de los Thunder, Kevin Durant. / Efe

Durant ya es el número 1

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Kevin Durant tenía complejo de segundón. Parece mentira que una de las grandes estrellas del baloncesto mundial pudiera sentir esa sensación pese a ser campeón olímpico y mundial, ‘Rookie del año’ de la NBA en 2008, máximo anotador de la liga estadounidense en cuatro ocasiones, Jugador Más Valioso del ‘All-Star’ en 2012, habitual componente del mejor quinteto del año en las últimas temporadas y el líder de una de las franquicias llamadas a dominar la NBA en el próximo lustro.

Pero el alero de Washington ha tenido que aguantar muchas decepciones en sus 25 años de vida. Con unas condiciones innatas para el baloncesto, fue completando etapas en el instituto y en la universidad, acumulando méritos y reconocimientos individuales hasta llegar al ‘draft’ de 2007. En él, Greg Oden, un gigante llamado a dominar la liga pero al que las lesiones han convertido en una de los mayores fiascos de la historia, le arrebató el número 1 de la lista. Pese a todo, se convirtió unos meses después en el mejor novato del año en una franquicia que paso de Seattle a Oklahoma y de SuperSonics a Thunder.

Desde entonces su obsesión ha sido elevar a lo más alto a su equipo y convertirse en el referente de la NBA. Sin embargo, durante este tiempo se ha encontrado con la mayor fuerza de la naturaleza que ha dado el baloncesto en las últimas décadas y uno de los nombres que se colocarán en lo más alto del Olimpo de los dioses de la canasta. Un gigante de titanio y ébano que ha convertido a los Heat de Miami en la última gran dinastía y que ha acaparado los éxitos personales y colectivos sin que todos ellos hayan bastado para mitigar su insaciable apetito de gloria. LeBron James había evitado que Durant levantara el dedo índice para erigirse definitivamente en el número 1 del planeta basket. El de Akron ha sido el macho dominante de la NBA en cuatro de las últimas cinco campañas y sólo el talento eléctrico de Derrick Rose había logrado doblegarle hasta ahora. Sus Heat, además, son los vigentes campeones, tras sumar otro anillo al conseguido precisamente en 2012 en la final ante el ‘35’ –número que luce en homenaje a su entrenador escolar, que falleció a esa edad- y sus Thunder.

Pero algo ha cambiado. ‘Durantula’ ha acabado de un plumazo con la dictadura de ‘King James’ y ha ocupado su trono. El longilíneo alero de tiro certero, movimientos de bailarín y mates demoledores se ha convertido por primera vez en el ‘MVP’ de la NBA tras arrasar en las votaciones a su ya eterno enemigo íntimo (aunque mantienen una excelente relación fuera de la cancha). James sólo logró seis de los votos que le seleccionaban como el mejor, Kevin logró 129 para hacerse con el trofeo Maurice Podoloff.

Durant se ha convertido de paso en el primer jugador desde Allen Iverson en 2001 que logra tan distinguido galardón tras consagrarse en la misma temporada como el máximo artillero. Además, lo ha hecho colándose en la corta y selecta lista de mitos en la que sólo aparecían hasta el momento Wilt Chamberlain, Michael Jordan y Elgin Baylor, que han logrado promediar en una fase regular más de 32 puntos, siete rebotes y cinco asistencias por encuentro.

El reto no ha concluido para ‘KD’. En su antagonista encuentra también su máxima motivación. Obcecado ahora en colocarse un primer anillo en sus huesudos dedos, espera poder vengarse de aquella dolorosa derrota de hace dos temporadas. De momento, ha superado en la primera ronda de los ‘playoffs’del Oeste a los Grizzlies de Marc Gasol, uno de los equipos más compactos y complicados de la liga. En semifinales, el siguiente objetivo son los Clippers de Blake Griffin, tercero en las votaciones del ‘MVP’. Es la eliminatoria entre dos de los ‘rosters’ más físicos y con más talento, llamados a derrocar a Miami, el máximo favorito del Este para estar en la final. Si consigue llegar hasta el enfrentamiento definitivo y levantar el trofeo Larry O'Brien, Durant dejará atrás complejos pasados y podrá gritar sin discusión alguna que es el número 1, que el príncipe ya es el rey.