Panamá frena los planes de sucesión del oficialismo
LA HABANA. Actualizado: GuardarJuan Carlos Varela, vicepresidente del actual mandatario, Ricardo Martinelli, se convirtió en presidente electo de Panamá al ganar las elecciones generales del pasado domingo por un 39% de los votos frente al 32% del aspirante oficialista, José Domingo Arias, delfín del presidente y presumiblemente su hombre de paja. En tercer lugar quedó el socialdemócrata Juan Carlos Navarro. Muy alejados -en torno al 1%- quedaron los otros cuatro candidatos independientes que aspiraban a presidir el país centroamericano a partir del 1 de julio y durante cinco años. La participación fue elevada, próxima al 76%.
Varela, candidato del Partido Panameñista y desde 2011 opositor considerado «desleal» por no renunciar a su cargo, ofreció «un gobierno humano y honesto de unidad nacional» para luchar contra la corrupción. «Acepto con humildad el reto y seré el mismo de siempre. La política partidista queda de un lado y le llega el turno a una agenda de Estado», sostuvo. «La política en Panamá dejará de ser un negocio para convertirse un servicio», agregó.
Prometer es fácil, cumplir no tanto, especialmente cuando deberá lidiar con un congreso dominado por el gubernamental Cambio Democrático (CD) y tendrá que saber administrar y mantener una nación en pleno 'boom' económico -un 8,4% de crecimiento en 2013 e inversiones de 15.000 millones de dólares en obras en el último quinquenio, incluida la ampliación del Canal de Panamá-.
Las primeras declaraciones de Martinelli resultaron conciliadoras. Confiaba en que Arias sería su sucesor y su mujer Marta Linares de Martinelli la vicepresidenta para seguir metiendo la cuchara. Pero cuando el tribunal electoral confirmó que la tendencia era irrevocable a favor de Varela cambió radicalmente el tono. Había dicho que se dedicaría a sus negocios, pero no lo hará. «Ahora entraré en la oposición», dijo Martinelli, Y agregó: «Cuando el Gobierno tenga un buen proyecto, lo vamos a apoyar. Cuando hagan algo malo, ¡palo le vamos a dar!». Endurece su discurso porque si Varela logra sacar adelante las nuevas leyes anticorrupción, el gobernante saliente podría acabar preso.