cultura

'Mi viaje', destino Cádiz

La polaca Izabella Godlewska muestra su obra en el Museo

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La maleta de Izabella Godlewska es generosa. Acoge gustosa lo que le ofrece cada nuevo destino, guarda y acomoda a lo próximo por venir. Rica, sabia, interesante, tierna, fuerte, sólida. Y bella. Pero llega el momento del «parón», después de emprender tantos viajes y recorrer con aliento varios caminos. La penúltima parada, Cádiz. Que siempre fue la casa matriz. Polaca de nacimiento, desplazada forzosa, de formación británica y corazón gaditano, el que le entregó el diplomático Eduardo Aranda de Carranza y junto al que vivió en paraísos tan dispares como Haití, Roma, Madrid, Bélgica o Finlandia. Y siempre Cádiz. De vuelta a la plaza Mina. Donde mañana, en el Museo Provincial, se inaugura una exposición retrospectiva de su vasta, variada, aunque interrumpida obra.

Se titula ‘Mi viaje’, pero esconde varios. El vital y el profesional, indisolubles. Lo componen medio centenar de piezas, pinturas y esculturas, formato éste en que Izabella Godlewska se ha volcado en los últimos tiempos. A sus 82 años, la artista confiesa que esta oportunidad de presentar su trabajo en Cádiz –ya lo hizo hace años, en la Obra Cultural de la Caja de Ahorros– resulta «especialmente ilusionante» por lo que tiene de «inesperada, recopilatoria y definitiva». «Es la exposición más importante de mi vida, la cuadratura de mi círculo», cuenta mientras supervisa el montaje de ‘Mi viaje’, que ocupa el patio central del museo gaditano. Cuelgan algunos retratos pertenecientes a su época en Haití y en los que la artista polaca dejó impresa la fascinación que levantó en su ánimo la población autóctona. Y los colores. Siempre el color. Y la luz. «El espacio, el tiempo y la luz, eso es lo que yo siempre he pretendido captar en mis creaciones», resalta la pintora, a la que le gusta jugar también con conceptos a priori tan contradictorios como infinito, principio y final.

La retrospectiva incluye además obras de otros periodos muy diferenciados, casi siempre coincidentes con los diferentes destinos a los que fue enviado su marido, fallecido en 1993. Primero Roma, representada en esta muestra por algunas vistas panorámicas de la ciudad. Después Madrid, donde Godlewska se adentró en el simbolismo abstracto experimentando composiciones más libres, líricas y románticas con colores fríos sobre las líneas ondulantes del agua. De esta etapa destaca su amistad con el conocido pintor vanguardista, (y también nacido en el Atlántico, Huelva) Pepe Caballero. ‘Mi viaje’ presenta además otros coloridos cuadros que, aunque pintados enBélgica, fueron inspirados en los atardeceres de El Puerto de Santa María. La muestra es aún más amplia y evolutiva. La espiral creativa de la artista polaca la ha llevado a la escultura, en mármol, terracota pulida o bronce, a las que en alguna ocasión ha añadido un símbolo de su país, el ámbar. Algunas piezas que se exponen en el Museo Provincial han sido creadas «a cuatro manos», esto es, junto a otro conocido escultor.

En este punto se encuentra la producción de esta artista multidisciplinar, que a lo largo de su trayectoria ha tenido que compaginar con su labor de esposa de diplomático y madre de tres hijos. La carrera de Izabella Godlewska comenzó con los estudios de arquitectura, profesión que tuvo la oportunidad de ejercer en el estudio de Oliver Chesterton en Londres y con Mariano Garrigues en Madrid. A finales de los 60, y en colaboración con el arquitecto José Suárez, Godlewska realizó el proyecto de un edificio de apartamentos en la playa Victoria. Y es que Cádiz, aunque no se atreva a reconocer una mayor influencia, ejerce un poder especial en la creación de la artista polaca. Por eso, ella, que destaca que su variada obra no tiene adscripción a movimiento o grupo artístico concretos, se muestra radiante en su visita a la capital gaditana. Con la ilusión, la fe y la alegría de quien empieza. Porque a este viaje le queda aún mucho por recorrer.

‘Mi viaje’, de Izabella Godlewska, está comisariada por Izabella Aranda, Izabella Jagiello y Seawomir Majoch, encargados entre otras labores, de reunir las piezas, repartidas por varios museos europeos, la mayoría polacos.