Regreso a Cádiz-Herzegovina
Actualizado:El PSOE de la capital gaditana presumía de recién estrenada armonía, de cierta unidad de acción y de un sano debate interno. Lo hacía desde que se convirtió en un fulgurante y oportunísimo apoyo a la (también fulgurante y oportunísima) figura de Susana Díaz. En aquellos días, los socialistas gaditanos, conscientes de su lastre de conflictividad, de la pérdida de simpatizantes, votantes e incluso militantes que suponía la constante refriega interna, trataban de sacar pecho y respirar por la herida. «Después de 20 años despellejándonos por el control interno, ya nos llevamos bien» parecían decir en un mensaje figurado y simplista. Pero resulta que no. Ni un año ha transcurrido para que vuelva a aparecer ese panorama bélico que Pepe Griñán definió certeramente como Cádiz-Herzegovina. La tensa relación entre Marta Meléndez, la última candidata a la Alcaldía de Cádiz y anterior portavoz, con Fran González, que le ha sucedido en la última función y le relevará en la primera, ha terminado por estallar.
Con todos los matices personales y judiciales que las partes pretendan aportar, el ciudadano recibirá de nuevo el mismo mensaje: que sus ambiciones personales están por encima de los intereses del partido y éstos, por delante de los problemas de los ciudadanos. De otra forma no se explica que lleven más de dos décadas recayendo en el mismo espectáculo. Cuando se les afea, responden que su partido, al menos, es transparente hasta para los conflictos. Pero resulta ser exhibicionista e inoportuno. Los ciudadanos entenderán difícilmente su actitud, reiterativa, sostenida. De hecho, no la han entendido en todo este tiempo. Basta repasar la evolución del número de votos al PSOE gaditano para entender que no es una opinión. Es un hecho.