#Motorada
Actualizado: GuardarJerez ha pasado de ser el paraíso del caballo cartujano al paraíso del caballo de hierro. No hay un evento en la provincia de Cádiz que tenga mayor repercusión mediática y probablemente mayor efecto económico que el Gran Premio de Motociclismo de Jerez.
Estamos hablando de 200.000 personas, mas de 50.000 moteros que se dejarán en nuestra tierra más de 50 millones de euros en un fin de semana. 50 millones que le vienen bastante bien a una provincia como la nuestra que ya roza la friolera del 50% de paro.
Sólo la señal televisiva llega a 280 millones de personas. 280 millones que conocerán un poco más de Jerez. Aunque sea una pena no poder aprovechar esa publicidad a favor de nuestros vinos, debido a las incompatibilidades que tienen la conducción y el alcohol. Sí es cierto que es el mejor y la mayor publicidad de una provincia, que como decía Victor Hugo: «debería estar en el paraíso».
Como todos los años, resulta gracioso ver cómo los distintos alcaldes se debaten entre el ansia de que los moteros visiten también su ciudad, y la necesidad de evitar las molestias que cabreen innecesariamente a sus votantes. Veremos a ver quién lo hace mejor esta vez. Jerez ha mejorado mucho para los moteros en estos últimos tiempos desde que no tiene tan blindado el centro. Al contrario que el Puerto, que sigue con demasiadas restricciones. Quizás el hecho de que este año el Gran Premio no coincida con la Feria, unido al buen tiempo, va a ser determinante para que los moteros tiren para la costa. Ya veremos.
Y como siempre, hoteleros y restauradores, otrora tiesos como mojamas, se frotan las manos. Otro año casi lleno. Y detrás de estos, cientos de familias alquilando habitaciones por días que también se están aprovechando, y talleres y bodegas y mecánicos y azafatas, hay un poco para todos. Por fin entra algo de alegría en nuestra tierra!
Y así pasa otro año más, paciencia a los vecinos, buena suerte a los comerciantes y si eres motero, prudencia. No vaya a ser que por ir con copas o sin casco te conviertas en el próximo donante de órganos. (Esperemos que no)