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Economia

También crecen las exigencias de la población

La conflictividad laboral ha aumentado en China de forma considerable en demanda de mejores salarios. Las huelgas son ya algo habitual

Z. ALDAMA
SHANGHÁI.Actualizado:

El crecimiento económico sirve de poco si no llega a la población. Es un mal que afecta a todo el mundo y que provoca el distanciamiento entre pobres y ricos, uno de los elementos más peligrosos para la estabilidad social. Sucede en España, y también en China. Allí, la conflictividad laboral ha aumentado de forma considerable por la presión que los trabajadores ejercen para aumentar sus salarios que, eso sí, están ya muy por encima de los que se cobran en países con cuyas manufacturas compiten las empresas chinas, como India, Bangladesh o Vietnam. No en vano, las huelgas que antes eran una rareza, se están convirtiendo en algo habitual.

Buen ejemplo de ello es la que protagonizan desde el pasado día 14 muchos de los 40.000 trabajadores que Yue Yuen, una empresa taiwanesa de calzado subcontratada por grandes del sector como Nike o Adidas, tiene en los alrededores de la sureña ciudad de Dongguan. El chispazo que prendió la mecha fue una disputa por la cuantía de las pensiones que recibieron varios empleados tras su jubilación, pero el problema va mucho más allá: el trabajador chino ha descubierto el bienestar y quiere participar de él.

Así, los costos de producción crecen en torno al 15% anual, y la apreciación del yuan, la divisa local, resta todavía más competitividad a los exportadores chinos. Eso ha provocado la necesidad de un vuelco en el sistema económico del país, que pretende ahora fortalecer el consumo interno para evitar la dependencia de la demanda exterior. Pero la transición no está exenta de sobresaltos, y muchas multinacionales ya han comenzado a diversificar la producción en otros países de la región.