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Economia

«El conflicto social se expresa más en la recuperación que en la recesión»

Explica que la mayor huelga general en España, el 14 de diciembre de 1988, se produjo tras salir de la crisis Cándido Méndez Secretario general de UGT

AMPARO ESTRADA
MADRID.Actualizado:

Este año, el Primero de Mayo se celebrará con la presencia de los secretarios generales de UGT y CC OO en Bilbao. Ambas organizaciones justifican que no siempre hay que hacerlo todo en Madrid y se emplazan a continuar en próximos años por otras ciudades. 'Sin empleo de calidad no hay recuperación' es el lema de este año.

-¿Empezamos a salir de la crisis?

-En términos macroeconómicos, sí; en la situación de las personas, no. Hay dos datos demoledores: el paro con un 61% de parados de larga duración; y que hemos pasado de una deuda pública por persona de 8.400 euros en 2007 a casi 21.000 euros. Podemos encontrarnos con que, en unos meses, se empiece a plantear que hay que reducir la deuda pública.

-¿Lo que vislumbra es que se vuelve a una política dura de ajuste?

-Merkel ha dicho que la austeridad y el crecimiento son dos caras de la misma moneda y que, en la recuperación, Europa tiene que reflexionar en que representa el 50% del gasto social mundial, con el 7% de la población mundial y el 25% de la producción. Creo que se van a fijar en el gasto social. A la vuelta de la esquina, todos los lobos pueden aullar con que hay que rebajar la deuda pública para consolidar la recuperación. Moody's ha dicho que el gasto en empleo público y en pensiones en España es excesivo. Ya se está configurando un discurso alternativo y se va a pasar a culpabilizar a la deuda pública.

-¿Es posible un acuerdo de negociación colectiva con la patronal? ¿Cómo están las conversaciones?

-En mayo se avanzará en el diagnóstico de qué ha aportado el acuerdo de negociación colectiva y cuál debería ser el contenido del nuevo. El acuerdo ha sido un factor más positivo que la reforma laboral para dejar atrás la recesión, a pesar del incumplimiento flagrante de la patronal. Lo que habíamos pactado era una devaluación interna, no una devaluación de salarios. Los precios y los beneficios empresariales también debían contenerse y eso no se ha producido. ¿Pueden jugar los salarios el mismo papel que el que se han visto obligados? Yo digo que no. Si queremos crecer tenemos simultáneamente que repartir, es decir, tienen que crecer los salarios, de forma moderada pero en términos reales, para impulsar el consumo. También hay que tratar el asunto de la contratación a tiempo parcial; la utilización de horas extraordinarias está facilitando, a nuestro juicio, que las prácticas de la economía sumergida se mantengan. Se contrata a tiempo parcial pero al final la jornada de ese trabajador no es de cuatro horas al día sino de doce horas.

-Después de la foto de marzo se dijo que se abría una nueva etapa de diálogo social.

-Hay una colisión frontal entre la política económica del Gobierno y la que nosotros defendemos, pero tenemos que buscar huecos y contenidos muy concretos sobre los que hablar para resolver problemas urgentes. Por ejemplo, medidas para el colectivo de parados entre 25 y 35 años o un plan de choque para extender coyunturalmente la protección por desempleo.

-Desde marzo, ¿se han vuelto a sentar con el Gobierno?

No. Ahora entramos en el escenario de campaña electoral. La necesaria apertura de un proceso de negociación debe hacerse después de las elecciones para evitar malos entendidos.

-¿Contempla una huelga general?

-De momento, no. En el siglo XVIII, las revoluciones empezaban en la cola de la panadería porque la gente se agolpaba pensando que había pan, pero no lo había. La expectativa desembocaba en irritación. El comportamiento colectivo puede cambiar y el conflicto se puede expresar más en la recuperación que en la recesión. En España, la mayor huelga general fue la del 14 de diciembre de 1988 y se produjo en la etapa de recuperación porque, en el fondo, se trataba de cómo repartir, tras los sacrificios, los frutos del crecimiento. Yo no puedo descartar ningún escenario, pero honestamente no estamos en él.

-¿Están en crisis los sindicatos? ¿Han perdido influencia o capacidad de movilización?

-Esto son ciclos. Han aparecido nuevos movimientos sociales, pero los sindicatos son insustituibles en las empresas. La calle debemos compartirla. Ahora, visto con perspectiva, pienso que en 2011 las expectativas respecto al 15M eran mucho mayores que lo que ha ocurrido en estos tres años. La crisis nos impactó con retraso en la afiliación porque la mayoría de nuestros afiliados son fijos. Pero seguimos siendo una referencia fundamental, los trabajadores nos reconocen como muy necesarios y creo que la mayoría de la sociedad también. Sinceramente, no tengo una preocupación de fondo. Es un ciclo.