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Sociedad

«Si no damos con los restos de Cervantes, soy un torpe»

El historiador Fernando Prado no alberga dudas sobre la localización de los huesos del escritor en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas

MIGUEL LORENCI
MADRID.Actualizado:

Un georradar es un aparato de aspecto semejante al de una aspiradora doméstica, pero capaz de desentrañar qué se oculta bajo cualquier superficie. Una de estas máquinas escudriña desde ayer unos 200 metros cuadrados en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas, en el corazón de Madrid. Busca la osamenta de un varón añoso y espigado, que cumplió los setenta desdentado, con evidente atrofia en su mano izquierda y una herida de arcabuz en el pecho que acaso dejó restos de metralla y plomo. En un mes los responsables de la empresa Falcon Higt Tech pondrán los datos de su pesquisa a disposición del forense Francisco Etxeberría, una autoridad mundial. Se sabrá entonces si estamos ante los restos de Miguel de Cervantes Saavedra, universal autor de 'El Quijote', padre de la novela moderna, enterrado en esta coqueta y recogida iglesia en abril de 1616.

«Esta aquí. Si no aparece la culpa será mía y habré sido un torpe. La iglesia es el único lugar donde pueden estar sus restos», asegura categórico Fernando Pardo, el historiado que lleva años tras los huesos del escritor y que logró, por fin, la financiación que necesitaba, tanto como los permisos de la monjas de clausura, del ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y las Reales Academias de la Lengua y de la Historia.

Lleva cuatro años «partiéndose los cuernos», tiene más certezas que dudas y asegura que las posibilidades de dar con los huesos cervantinos «son muy altas». En la primera fase de la búsqueda se invertirán 14.000 euros. Serán 100.000 si el proceso se culmina. Prado calcula que el espacio dedicado por los grandes medios internacionales, The New York Times, la BBC o el primer diario neozelandés, «hubiera costado más de 25 millones de euros». «Evidencia que Cervantes es el estandarte de la cacareada marca España en el mundo y que, por desgracia, ha habido más interés por esta historia fuera que dentro de España», se duele Prado.

Quizá en un mes Luis Avial, director técnico de la empresa de georradares, pondrá sus datos a disposición de Francisco Etxeberría tras un rastreo «de tres o cuatro días» avanza este experto, que ha colaborado en infinitud de búsquedas, de víctimas de ambos bandos en la Guerra Civil a la localización del cuerpo de Marta del Castillo. «Ni hago caso a los historiadores ni doy excesiva credibilidad a los testimonios supuestamente directos de los enterramientos. Obtengo los datos y los pongo a disposición de los forenses que extraen conclusiones», explica. Su máquina desvelará lo básico: si hay huesos, cuántos, dónde en qué posición y profundidad. «El subsuelo es muy bueno y nos ofrecerá información fiable y muy rigurosa», dice.