Cádiz fenicia
Actualizado: GuardarDesde hace poco ya podemos disfrutar, en el antiguo Teatro Cómico, de uno de los yacimientos fenicios más importantes del Mediterráneo occidental. Hace más de tres mil años que navegantes de la lejana Tiro arribaron a nuestra Bahía siguiendo, según nos cuenta el geógrafo griego Estrabón, las indicaciones de un oráculo. Y en lo que entonces eran tres islas, y hoy nuestro tómbolo gaditano, fundaron Gadir, la ciudad más antigua de occidente, algo que los descubrimientos arqueológicos se están encargando de corroborar. La historia de los hallazgos de las huellas fenicias en Cádiz está llena de anécdotas y, en ocasiones, parece más propia de una novela de aventuras y misterio. Prueba de ello es la manera en la que vieron la luz los sarcófagos antropoides del Museo de la Plaza Mina. El primero de ellos, el masculino, apareció por la zona de Astilleros cuando se estaban llevando a cabo diversas obras para la Exposición Marítima Internacional de 1887. Pero la Dama nos hizo esperar casi 100 años más. A principios del siglo XX llegó a Cádiz el arqueólogo Pelayo Quintero Atauri que, como delegado de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, se dedicó a estudiar nuestros restos fenicios y a buscar con ahínco lo que pensaba era lógico que existiese: un sarcófago femenino. No lo consiguió y Don Pelayo murió en 1946, en Tetuán, sin haber logrado descubrir a la esquiva señora. Esta apareció pasados los años, en 1980, y lo hizo, precisamente, en el solar donde había estado la vivienda de nuestro arqueólogo. Y desde ahora también podemos sentirnos orgullosos de tener una de las mejores muestras fenicias existentes en el mundo. El magnífico yacimiento del Teatro de Títeres con sus casas y sus calles, y aquí es necesario resaltar la gran labor realizada por todo el equipo de la excavación, es una excelente oportunidad para intentar desentrañar la forma de vida de nuestros antepasados. Y sus misterios. El rostro de Mattan, del tío Valentín, uno de los tres cadáveres encontrados, reconstruido mediante diversas técnicas, o la posición de su cuerpo en el momento de morir durante el devastador incendio que asoló la vieja ciudad, son motivo para hacernos infinidad de preguntas sobre nuestro pasado.