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Un aula de informática de la Universidad de Sevilla. :: NIEVES SANZ
Sociedad

A por los desarrolladores del futuro

La industria del videojuego refuerza su presencia en las universidades para captar a los nuevos valores

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Las cifras de la Asociación Española de Videojuegos han vuelto a dejar claro que a España le gusta jugar. En concreto, los españoles gastaron 762 millones en consolas, juegos y periféricos, lo que sitúa a nuestro país entre los cuatro primeros países de Europa en consumo. Y las descargas digitales. Pero, ¿qué sucede con el desarrollo de videojuegos? Lo cierto es que en España apenas existen estudios grandes. Tan solo Mercury Steam y Novarama, artífices de la nueva trilogía de 'Castlevania' y de la saga 'Invizimals', respectivamente, podrían calificarse como desarrolladores de juegos triple A. Lo que ocurre también es que el grueso del partido se está jugando en otras ligas: las de los pequeños y medianos estudios que dedican sus esfuerzos a títulos descargables para móviles y plataformas digitales.

«Es un mundo difícil», reconoce Pedro González Calero, director del Máster en Desarrollo de Videojuegos de la Universidad Complutense de Madrid. «Nuestro máster tiene entre un 40% y un 50% de éxito en inserción laboral. Aunque servimos de referencia y puente a las empresas, la cosa no es fácil y por eso están creciendo los pequeños equipos y el autoempleo», señala. Antonio Planells, coordinador académico en el Grado en Diseño de Productos Interactivos de U-tad, aporta un dato más: «Una de las carencias en el mundo académico en España es que existe muy poca formación en lo que respecta a la dirección de empresas de videojuegos, lo que hace que trabajemos mucho como autónomos. Algo que estamos intentando cambiar ahora».

Conscientes de la importancia de buscar nueva savia, algunas grandes compañías están reforzando su presencia en las universidades de cara a captar nuevos valores. Es el caso de Sony, que hace cinco años puso en marcha el programa PlayStation First para tratar de acercar las herramientas con las que cuentan los desarrolladores profesionales a los universitarios. Presente en 78 universidades, entre ellas la Universidad Europea de Madrid y la Escuela Universitaria de Diseño e Innovación, la intención del programa es «innovar y dar la oportunidad a los nuevos talentos de crear nuevas experiencias y de publicar con PlayStation», explica Maria Stukoff, responsable del Desarrollo Académico de Sony Computer Entertainment en Europa. Los estudiantes tienen acceso a grupos de desarrollo y productores que «les ayudan también a comprender cómo se produce un buen juego».

Equipos de desarrollo

En este sentido, gran parte de la fortaleza del programa reside en que, como el desarrollo de un juego aglutina todo tipo de disciplinas -código, arte, animación, guión, música o sonido-, «nosotros tratamos de que los estudiantes se den cuenta de que todo funciona mejor cuando trabajan como un verdadero equipo de desarrollo». Y continúa: «Puedes ser muy bueno implementando mecánicas en un prototipo, pero si no entiendes la forma en la que esas mecánicas entran en un juego y cómo interactúan con el resto de elementos no sirve de nada». Algo en lo que coinciden plenamente González Calero y Planells de la Maza. «No hay que creer demasiado en el mito del hombre orquesta. Un buen diseñador trabaja en un entorno colaborativo, con gente que sabe más en diferentes áreas y aprendiendo a gestionar equipos», apostilla Planells de la Maza.

Desde hace cinco años también, Nintendo celebra iDÉAME junto a la Universidad Complutense de Madrid. «Se trata de un foro para acercar a los desarrolladores 'indies' a los estudiantes», explica González Calero. «Es un punto de encuentro entre la gente que ya está en la industria y la gente que quiere formar parte de ella y en la que el diálogo es bidireccional». Hace tres años, como colofón a la iniciativa, se instauró una competición de juegos, pero este último año, con la Wii U en el mercado, Nintendo tuvo la idea de lanzar iDÉAME U. «Se puso un reto a los estudiantes. Se trataba de hacer un juego con el motor gráfico Unity y ciertas restricciones: sería un juego pixel-art, en 2D y con mecánicas tradicionales y música chip-tune», explica González Calero. 'Rovin Rogue', un plataformas de estilo tradicional, fue el ganador entre los tres juegos preseleccionados. «Los estudiantes lo desarrollaron para PC y ahora estamos portándolo a Wii U. Saldrá a principios o finales del verano en la e-shop de Nintendo».

Pero, ¿como son los estudiantes españoles? Según González Calero, «somos buenos como ingenieros, somos programadores exportables, pero fallamos en la parte artística. Creo que a las escuelas de Bellas Artes, el 3D les pilla demasiado lejos aún». El otro gran hándicap es que «todo el mundo quiere ser diseñador de juegos, el que se inventa el juego». «Por un lado, creo que la disciplina no está muy bien resuelta desde el punto de vista académico y, por el otro, en un estudio grande, con cien empleados, solo puede haber un diseñador». Planells, en cambio, cree que tenemos buenos artistas pero que «hay puntos como la narrativa y el guión en los videojuegos que apenas se tocan».

El consejo final para quienes quieren empezar es sencillo. «Deja de hablar de ello y hazlo», dice Stukoff convencida. «Vete a conferencias, conoce gente, demuestra lo que sabes hacer. Hay muchísimas herramientas como GameMaker que te pueden ayudar a empezar».