'Canción Andaluza', la joya póstuma de Paco de Lucía
Mañana será el lanzamiento mundial de su último disco, formado por ocho coplas con las que culmina su inigualable obra artística
SEVILLA.Actualizado:Terminó los últimos retoques apenas unas horas antes de que sucediera todo. Paco de Lucía llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de volver a grabar un disco de coplas, una de sus grandes pasiones. Pero nunca pudo pensar que después no tendría tiempo para nada más. La muerte le arrebató la posibilidad de escucharse a sí mismo tocando 'María de la O', esa pena que su gran maestro Sabicas acompañó antes que nadie a Estrellita Castro en 1935. El de Algeciras ya había reinterpretado grandes piezas del género en 1967, cuando grabó con su hermano Ramón el disco 'Canciones andaluzas para dos guitarras'. La copla era su perdición. De hecho, sus falsetas están invadidas por muchas melodías basadas en los grandes clásicos.
Siempre deambuló por este mundo porque era otra de sus reivindicaciones: Andalucía como cuna de las esencias de España. Por eso su disco póstumo, el que le permitió morir en México porque allí tenía su estudio americano tras sus largas horas de trabajo en Palma de Mallorca, es sencillamente una obra maestra. Otra más. Arranca con ese 'María de la O' que tanto le dolía cuando lo cantaba Marifé. La música de Quiroga siempre le pareció la más trascendente, por encima incluso de Falla, Albéniz, Turina o Granados.
Por eso aquí se aleja de su primera versión austera del año 65, grabada con Ricardo Modrego, y busca romper todos los cánones rítmicos en un juego que va del tango a la bulería, pero que jamás vulnera la espina dorsal de la melodía. Luego viene 'Ojos verdes'. El sueño de la Piquer. Con la flamencura que en su día le metió por tientos Melchor de Marchena. Sin parecerse en nada otra vez a su primera idea con Modrego. Jugando inexplicablemente entre la seguiriya y la rumba. Y dejando un sabor de sonidos viejos que entronca con la tercera pieza, 'Romance de valentía', tal vez la más clasicista del disco, pues la interpreta en tiempo de pasadoble, con incursiones en el tanguillo, y con palillos.
Aquí aparece Estrella Morente. Cuarto corte del disco. Emulando a Marifé en su 'Te he de querer mientras viva'. No se sale Paco del trío Quintero, León y Quiroga. La hija del genio Enrique, al que el de Algeciras jamás acompañó, dice con las tripas la letra que Paco acomoda por zambras primero y por fiesta después. Porque el maestro no fuerza los estilos para llevárselos a su terreno. Deja que sean ellos los que busquen su mejor espacio en el flamenco. Por eso la siguiente copla, 'La chiquita Piconera', vuelve a sonar a ritmo de cuplé. Eso sí, donde puede pega gañafones de abismal jondura.
Lo que hace con Parrita no tiene nombre. El gitano de Valencia es una de las voces más rotas que quedan. Una mala bestia. En sus manos deja el guitarrista universal las cosas de Caracol: 'Romance de Juan de Osuna' y 'Manuela', ambas coplas engarzadas en una sola como una zambra gitana de los Ortega. Caminando por tientos hasta romperse por tangos. Otro tesoro incalculable.
Ya estamos llegando al final. A la cima de todas sus cimas. Quiroga por bulerías. Lola la Piconera, la Ruiseñora y Candelaria la del Puerto se juntan para hacerle compás a las creaciones del sevillano de la antigua calle Manteros, Manuel López Quiroga, en la última exhibición del más colosal guitarrista que conocerán los tiempos. Ahí está de verdad su propio cante final. Su alarido postrero. Que es el que emana de sus cuerdas para que podamos imaginar cómo cantaría Paco si pudiera.
Y luego se diluye entre la salsa venezolana de Óscar de León diciendo aquello de Juan Solano y Rafael de León que sonaba a gemido en la garganta torrencial de Enrique Montoya el de Utrera. «Señorita, / le dice la gente maliciosa, / al notar su pintura, / apagada y marchita». Ahí, justo ahí, finaliza la obra completa de Francisco Sánchez Gómez, el monstruo que parió Lucía la portuguesa con una guitarra en la mano y que, como reza el lamento gitano caracolero que rompe y rasga los surcos de este disco, soñando con clavito y canela despertó para el castigo.
'Canción andaluza' es su joya póstuma y una proclama antigua de sus dedos. Un compromiso. El legado definitivo del dios de la sonanta. La mano en el evangelio la pongo yo anunque me muera: esto no lo ha hecho un hombre, sino un héroe mitológico que, queriendo quitar su cruz a María de la O, siempre nos trajo la luna que nunca le pedimos.