La injerencia en Ucrania le pasa factura a Putin
Las sanciones y la incertidumbre deterioran seriamente la economía rusa
MOSCÚ. Actualizado: GuardarLa economía rusa, cuya relativa fortaleza se percibía hasta hace poco como el principal activo del régimen de Vladímir Putin, empieza a flaquear bajo el peso de las sanciones. Estados Unidos y la Unión Europea preparan ya esta semana una nueva tanda de medidas punitivas contra Rusia por seguir alentando la rebelión separatista en el este de Ucrania y amenazar con una invasión militar.
La agencia de calificación financiera Standard & Poor's bajó la semana pasada la nota de solvencia de Rusia de BBB a BBB-, rozando lo que se conoce como el 'bono basura'. En un comunicado, Standard & Poor's señala que las sanciones adoptadas hasta ahora contra Moscú han provocado la fuga de 70.000 millones de dólares, una cifra récord jamás registrada antes en Rusia, y advierte que «la tensa situación geopolítica con Ucrania» podría causar una evasión de capitales, tanto nacionales como extranjeros, aún más acusada. Si así fuera, las ya débiles perspectivas de crecimiento de la economía rusa se verían comprometidas.
La invasión de Afganistán, en 1978, ordenada por la cúpula comunista agravó la 'guerra fría' y provocó una carrera de armamentos que el régimen soviético no pudo asumir. Su economía se estancó y después de desmoronó como un castillo de naipes. El resultado final fue la desintegración de la URSS en 1991. Los analistas advierten a Putin que ahora podría suceder algo similar.
PIB bajo mínimos
Hace unos días, el ministro de Finanzas ruso, Antón Siluánov, pronosticó que el crecimiento de la economía en el presente año «será casi nulo debido a las tensiones geopolíticas vinculadas a la crisis de Ucrania». Según sus palabras, «el PIB tal vez crezca en torno al 0,5%, pero puede también acercarse a cero». El Banco Mundial advirtió el mes pasado que la economía rusa podría contraerse un 1,8% este año si la crisis de Ucrania se agrava. Según el BM, la fuga de capitales podría llegar a finales de 2014 hasta los 150.000 millones de dólares. Especialistas del banco ruso VTB consideran que va a ser difícil evitar que Rusia caiga en recesión a causa de la incertidumbre que provoca la posibilidad de una guerra en Ucrania, las tensas relaciones entre Moscú y Occidente, y la eventualidad de nuevas sanciones.
Neil Shearing, experto del gabinete Capital Economics, puntualiza que las sanciones impuestas hasta ahora, que han golpeado más a altos cargos del régimen de Putin que a las empresas, «deberían tener repercusiones limitadas», pero crean un clima desfavorable para las inversiones al percibirse como «la anticipación de sanciones aún más severas». La consecuencia, según VTB, es que las empresas aplazan las contrataciones y evitan invertir mientras los consumidores posponen todo tipo de gasto que no sea indispensable. Todos esperan para ver qué pasa más adelante antes de lanzar proyectos de envergadura. Según el exministro de Finanzas ruso, Alexéi Kudrin, que goza de una gran reputación en los medios económicos occidentales, «los grifos de los créditos a Rusia se están cerrando».
A comienzos de mes, al darse a conocer el informe anual del FMI, el economista Olivier Blanchard, dijo que «el clima inversor en Rusia, que antes no era perfecto, ahora es peor todavía». «Hay muchas dudas por parte de los inversores, así que se pueden esperar mayores salidas de capital», subrayó Blanchard.
Además el rublo sigue cayendo en barrena. Nunca en su historia había estado tan bajo con respecto al euro. El Banco Central de Rusia ha tenido que hacer varias compras sucesivas de miles de millones de dólares para evitar que continúe descendiendo su cotización.
Compra masiva de euros
La moneda rusa ha perdido en lo que va de año más de un 12% de su valor, lo que está disparando la inflación y frenando aún más el consumo. Para detener la depreciación, los rusos están convirtiendo sus ahorros en euros y dólares. Desde el Gobierno se han empezado a escuchar insinuaciones sobre la posibilidad de limitar la cantidad de rublos a cambiar a otras divisas, e incluso prohibir tener cuentas bancarias en moneda extranjera.
Ya antes de que surgiera el actual conflicto con Ucrania, la economía se venía desacelerando debido a que el modelo basado en la exportación de hidrocarburos y otras materias primas, vigente desde que Putin llegó al poder, ha funcionado mientras los precios de esos recursos se mantuvieron altos. Ahora hay muchos economistas que consideran tal modelo agotado. Por otro lado, se ha hecho muy poco por modernizar y diversificar la economía rusa. La falta de ingresos va a poner en peligro las dotaciones sociales, indispensables para una parte significativa de la población, que vive empobrecida y no llega nunca a fin de mes.
El columnista del diario ruso Kommersant, Konstantín Sonin, escribía hace poco que la actual crisis ucraniana «entierra nuestro camino hacia la estabilidad a largo plazo. Las consecuencias políticas y económicas de este error las sentiremos durante muchos años». Tal vez la «estabilidad» del régimen de Putin, su virtud más cacareada, esté en trance de hundirse.