La gran borrachera china
Las bodegas españolas se abren camino en el mercado más prometedor, pero las dificultades para el éxito son muchas
SHANGHÁI.Actualizado:Wang Ge levanta la copa de vino y analiza el color rubí del caldo. Gira el cristal, mete la nariz, y respira con los ojos cerrados. Parece complacido, así que da un sorbo y saborea la cosecha de la bodega riojana Muga antes de escupir en un recipiente destinado a ello. Wang es uno de los más de mil asistentes que consiguió atraer el tercer Salón de Rioja que esta denominación de origen celebró en marzo en Shanghái. «Los vinos españoles son de una gran calidad y tienen una magnífica relación calidad-precio», analiza este importador chino antes de probar otro caldo. «Desafortunadamente -lamenta-, aún son grandes desconocidos en China, donde son los franceses y los viticultores del Nuevo Mundo quienes copan el mercado del vino de importación».
Precisamente por eso, ahora que China ha superado a Francia para convertirse en el principal consumidor del mundo de vino tinto, las bodegas españolas redoblan su esfuerzo por abrirse camino en un país siempre complicado para hacer negocios. «Creemos que hay oportunidades a medio y largo plazo», asegura a este periódico el director general del Consejo Regulador de la denominación de origen La Rioja, José Luis Lapuente. «Puede que antes esta afirmación fuese más un tópico que una realidad, pero creemos que ahora el mercado chino es ya algo tangible». No obstante, advierte de que en los últimos años «ha crecido de forma atípica y se ha disparado, de modo que ahora comienza una consolidación lógica en un mercado que está madurando y cuyas tasas de crecimiento se van a relajar».
Las estadísticas le dan la razón. Los chinos bebieron el año pasado 1.860 millones de botellas de vino tinto, mucho más popular que el blanco, lo cual supone un aumento del 136% sobre el volumen registrado hace sólo un lustro. Y, a pesar de que las importaciones se han ralentizado frente al 'boom' de los caldos locales, el vino español goza de buena salud en China. El año pasado, las exportaciones de vino embotellado de nuestras bodegas crecieron un 13% y alcanzaron un valor de 71 millones de euros, una cifra que supone casi el 10% del valor de todo el vino europeo que se vende en la segunda potencia mundial. No obstante, España todavía es el cuarto proveedor de vino de China, por detrás de Francia -insuperable con sus 533 millones de euros en exportaciones-, Australia, y Chile.
«Por un lado, tenemos que reconocer que los canales de venta que incluyen a la Administración, y que antes eran muy importantes, han caído -el presidente chino Xi Jinping, en su lucha contra la corrupción, ha cortado de raíz todas las compras que puedan interpretarse como ostentación-. Pero, por otro lado, los consumidores son cada vez más y están mejor informados», explica Lapuente. Enrique Valero, director general de la bodega Abadía Retuerta (Valladolid), es de la misma opinión. «Aunque el de China es todavía un mercado naciente, hay un nutrido grupo de consumidores cuyo nivel de entendimiento del vino es ya muy elevado. No se les puede dar gato por liebre, porque aprecian la calidad. Ahí es donde están las oportunidades para bodegas que producen vinos relativamente caros».
Demasiado 'stock' aún
Parece que el memorando de entendimiento firmado a finales de marzo ha desactivado la temida guerra arancelaria 'antidumping' que protagonizaron la Unión Europea y China por las subvenciones que reciben el vino en la primera y los paneles solares en la segunda. No obstante, aunque reconocen que es una magnífica noticia, los bodegueros reconocen que están preocupados por el alto 'stock' existente en el país de Mao, lo cual hace prever un 2014 complicado, y por las falsificaciones que proliferan sobre todo en ciudades de segundo y de tercer nivel.
Además, entre las dificultades para ganar terreno en China, Jose Félix Álvarez, director de la bodega Fernández Pierola, también apunta la necesaria adaptación a las peculiares características del sistema de distribución chino. «Estamos acostumbrados al canal normal en el que hay un importador con una red de puntos de venta o de vendedores que colocan el vino», explica. «Pero allí -advierte- hay también otro canal oscuro que ha movido mucho vino y que va directamente a particulares, empresas o gobiernos. Muchas bodegas españolas lo han usado para dar un 'pelotazo' y colocar un contenedor. Pero luego han descubierto que no sirve para aumentar su presencia y su prestigio en un mercado en el que no se les conoce», apunta. Además, están las barreras administrativas, que «no paran el negocio, pero sí pueden retrasarlo y convertirse en todo un engorro».
Pero también falta músculo en la promoción. «Hay que venir más a menudo a China y apoyar más en la tarea didáctica que suponen catas y eventos relacionados con este sector. Y no hay que centrarse sólo en las grandes ciudades; también hay que llevar nuestras marcas a otras localidades donde el mercado está menos saturado», opina Eduardo Muga, de la bodega riojana que lleva su apellido. «Y, sobre todo -añade-, hay que tener constancia. No sirve de nada esforzarse mucho en un evento y luego desvanecerse; hay que trabajar con ahínco».