Rusia dispara el nivel de su amenaza
Moscú esgrime la invasión de Georgia de 2008 para frenar la ofensiva de Kiev en el este, que considera impulsada por EE UU
MOSCÚ.Actualizado:Las amenazas de Rusia de consumar una intervención militar en Ucrania son cada vez más explícitas. Las han venido agitando de manera repetida distintos responsables en los últimos días, pero ayer adquirieron un tono realmente inquietante. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, agitó en concreto al recuerdo de agosto de 2008 en Osetia del Sur, territorio perteneciente a Georgia aunque independizado con el apoyo de Moscú y ocupado ahora por tropas rusas. «Si nos atacan sin duda responderemos. Si nuestros intereses legítimos, los intereses de los rusos, son atacados directamente, como ocurrió por ejemplo en Osetia del Sur, no veo otra forma de responder», dijo Lavrov en declaraciones al canal de televisión ruso RT.
Moscú invadió Georgia el 8 de agosto de 2008, al día siguiente de que el entonces presidente del país caucásico, Mijaíl Saakashvili, lanzase a su Ejército contra los separatistas osetios para recuperar el control de la provincia rebelde. La campaña duró apenas cinco días y acabó con la total derrota georgiana y la pérdida de Osetia del Sur y Abjasia, convertidas en protectorados de Moscú y en donde las Fuerzas Armadas rusas tienen hoy día desplegados sendos contingentes.
Según el jefe de la diplomacia rusa, «cualquier ataque contra ciudadanos rusos equivale a un ataque contra la Federación Rusa». La advertencia de Lavrov llegó un día después de que el presidente en funciones de Ucrania, Alexánder Turchínov, ordenase la reanudación de la «operación antiterrorista» contra las milicias armadas separatistas que ocupan edificios oficiales en una decena de poblaciones de las regiones orientales ucranianas de Donetsk y Lugansk.
El principal bastión de los sublevados es Slaviansk (región de Donetsk), ciudad de unos 100.000 habitantes, completamente en poder de hombres enmascarados, vestidos con uniformes de camuflaje sin distintivos y armados hasta los dientes. «Los órganos de seguridad trabajan para acabar con los grupos que actúan en Kramatorsk, Slaviansk y otras ciudades de Donetsk y Lugansk», explicó el viceprimer ministro, Vitali Yarema. La única información sobre acciones concretas la facilitó el Ministerio del Interior y se refería a Sviatogorsk, localidad ubicada a unos 20 kilómetros al norte de Slaviansk que, según el comunicado oficial, fue «liberada» en una operación que «no dejó víctimas».
Según Lavrov, no es casual que las autoridades ucranianas decidieran poner fin a la tregua de la Pascua justo después de la visita a Kiev del vicepresidente estadounidense, Joe Biden. «No hay ninguna razón para no creer que los americanos están dirigiendo el espectáculo», aseguró el ministro ruso, que recordó que la ofensiva comenzó «inmediatamente después de que John Brennan -director de la CIA- visitara Kiev». Para Lavrov, «Ucrania es sólo una manifestación de la falta de voluntad norteamericana de ceder en la lucha geopolítica».
Sobresalto en el cielo
Poco después, el Ministerio de Exteriores hacía pública una nota instando de nuevo a Kiev a retirar sus tropas del este de Ucrania. El comunicado acusa a ucranianos y estadounidenses de «interpretar sesgadamente» el contenido de los acuerdos de Ginebra del día 17, en los que se demanda el desarme de las milicias y el desalojo de las sedes que ocupan. Moscú cree que formaciones ultranacionalistas como 'Pravi Séktor' (Sector de Derechas) también deben deponer las armas. Mientras, los rebeldes de Slaviansk mantienen detenido al periodista estadounidense de Vice News Simon Ostrovski, al que acusan de espionaje. El autoproclamado alcalde de la ciudad, Viacheslav Ponomariov, sostiene que Ostrovski, que también tiene nacionalidad israelí, trabaja para el Sector de Derechas.
La tensión de la crisis ucraniana se extiende también a los cielos de Europa. Ayer, varios cazas F-16 de Holanda, Dinamarca y Reino Unido realizaron vuelos de emergencia ante la aproximación de dos aparatos rusos sin identificarse en el Mar del Norte, que finalmente viraron hacia el oeste.