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Ignacio Cosidó (a la derecha) camina, ayer, en el Congreso junto al portavoz del PP en la Comisión de Interior, Conrado Escobar. :: SERGIO BARRENECHEA / EFE
ESPAÑA

Interior zanja los errores del 22-M con el cese de un jefe de los antidisturbios

Durante la protesta resultaron heridos 67 policías tras quedarse aislados frente a centenares de radicales y no recibir refuerzos

ANDER AZPIROZ
MADRID.Actualizado:

La recogida de información previa y el diseño del despliegue policial fueron los idóneos, no obstante la deficiente coordinación y comunicación durante la ejecución de la operación derivó en unos disturbios que se cobraron más de 100 heridos, entre ellos 67 policías que se vieron aislados frente a los ataques de centenares de radicales de ideología anarquista, antifascista e independentistas. Esta es la versión que el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ofreció ayer al Congreso, un mes después del 22-M, como única explicación para una de las noches más violentas que Madrid ha vivido en los últimos años.

Cosidó descargó toda la responsabilidad de lo sucedido en un mando intermedio de los antidisturbios, el jefe de la primera Unidad de Intervención Policial (UIP), Javier Virseda. A juicio de la investigación encargada por Interior fue el único responsable de los fallos que se produjeron a la hora de transmitir las órdenes, lo que «provocó un número de heridos inaceptable». «Sí, hubo fallos de coordinación en el transcurso de los hechos que impidieron que las decisiones no se pudiesen transmitir de manera rápida en el núcleo central del conflicto», lo que «provocó un número de heridos inaceptables», admitió Cosidó. Estos fallos impidieron que recibiera refuerzos un grupo de agentes que se adentró entre las protestas para auxiliar a 20 policías locales que estaban siendo atacados por los violentos. Fue precisamente entre estos antidisturbios donde se produjeron la mayor parte de los 67 heridos de las fuerzas del orden.

La investigación de Interior no ha hallado, en cambio, errores en la actuación del comisario general de Seguridad Ciudadana y el jefe nacional de la UIP, superiores inmediatos del jefe de los antidisturbios destituido. El relevo de ambos ha sido una de las exigencias de los sindicatos policiales, muy críticos con la actitud de sus mandos durante aquella jornada. El director de la Policía tampoco dejó espacio a ninguna negligencia de los cargos políticos, incluido él, por lo que en palabras de la oposición fue «una masacre» de policías.

Según detalló Cosidó, las jornadas previas al 22-M la Policía detectó en internet manuales para fabricar cócteles molotov y tubos lanzacohetes, levantar barricadas o usar clavos para pinchar las ruedas de los vehículos de las fuerzas del orden. Todo ello, dijo, con el objetivo de «protagonizar un salto cualitativo en la lucha» y «perder el miedo a la Policía». Ante esta situación y a modo de prevención, Interior desplegó más de 1.600 agentes, el mayor número en los últimos dos años, justificó el director general. Sin embargo, el operativo se vio desbordado «ante un nivel de violencia que no se había visto jamás» y el resultado fue «desastroso». Con el fin de evitar en el futuro situaciones de este tipo, el máximo responsable de la Policía anunció una revisión de los métodos de actuación de la UIP así como la adquisición de nuevo material antidisturbios, especialmente para proteger las piernas donde resultaron heridos la mayoría de los agentes.

La oposición no se conforma

El relevo de solo un responsable policial no es suficiente para la oposición. Por parte del PSOE, el portavoz de Interior, Antonio Trevín, valoró que el 22-M se cometieron errores a todos los niveles y, muy especialmente, «en la ejecución del dispositivo, donde se produjo pura y dura incompetencia».

El diputado socialista apuntó directamente a Cosidó al que acusó de descargar todas las responsabilidades en un mando intermedio «que pasaba por ahí». Desde UPyD, el diputado Toni Cantó denunció que no se exijan mayores responsabilidades que «la cabeza del señor que se ha servido en bandeja de plata». «¿Ese señor -por Virseda- actuó por su cuenta?», preguntó Cantó.

Emilio Olabarria, del PNV, manifestó al director general que «es imposible que no se abra ningún expediente sobre la actuación de los responsables de la Policía porque pusieron en peligro a otros policías». Los representantes de la oposición coincidieron en evocar la vehemencia con la que Cosidó se empleó en su cargo de portavoz del PP en materia de Interior. Entonces, le recordaron, pidió en infinidad de ocasiones la dimisión de altos cargos socialistas. Exigencias que planteó una y otra vez en la oposición y que ante las que ahora no se muestra consecuente, le espetaron.