Un Cervantes con Gabo en el recuerdo
La escritora y periodista mexicana reivindica el periodismo de «denuncia e indignación» antes de recoger el mayor premio de la lengua hispana Elena Poniatowska homenajea a Gabriel García Márquez, el autor que «echó a volar América Latina»
MADRID. Actualizado: GuardarAcompañada de ocho de sus diez nietos -«los otros dos tuvieron malas notas»-, la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska (París, 1931) ya se encuentra en Madrid para recibir el Premio Cervantes, concedido por su «brillante trayectoria literaria» y «una dedicación ejemplar al periodismo», según el jurado del galardón, que será entregado mañana en un acto presidido por Don Juan Carlos en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá.
Ataviada con un vestido de exuberante «rosa mexicano» para enfrentar el intenso aguacero con el que amanecía Madrid el lunes de Pascua, Poniatowska puso la nota de color al encuentro mantenido con la prensa en la Biblioteca Nacional de Madrid, donde aprovechó la ocasión para destacar la figura «única» del recientemente fallecido Gabriel García Márquez, el autor que «echó a volar e hizo despegar a América Latina». «Igual que Remedios la Bella -el personaje de 'Cien años de Soledad'- se va volando por la ventana, eso hizo Gabo por América Latina, darle las alas que antes no tenía», explicó la autora y amiga personal del escritor, con quien comparte un corazón dividido entre el periodismo y la literatura. «Cuando el lector cierra un libro suyo sabe que siempre va a amar a Gabo. Él mismo es el monumento a las Bellas Artes de México».
Relajada y con su sonrisa perenne en el rostro, Poniatowska explicó que recibe el Premio Cervantes como un «broche de oro a una vida de escritura en la mañana, en la tarde y en la noche», pero también como «un honor inmerecido, que todavía me marea», un galardón tan inesperado, en definitiva, que cuando le llamaron para darle la buena nueva entendió que le preguntaban por un reciente artículo sobre Doris Lessing y de ello parloteó durante minutos con su estupefacto interlocutor. «Debió pensar qué clase de tonta es que no puede entender lo que estoy diciendo», recordó divertida. Poniatowska se convierte así en la cuarta mujer en recibir el premio, dotado con 125.000 euros, y la única que subirá «al púlpito» para pronunciar el discurso de agradecimiento, puesto que Ana María Matute lo leyó desde su silla de ruedas, María Zambrano no pudo acudir por enfermedad y las palabras de la cubana Dulce María Loynaz fueron leídas por otra persona designada en su lugar. Aún combativa a sus 82 años , aprovechó para destacar que el Cervantes supone «un compromiso para que los años que siguen justifiquen este premio y ayude a abrir la puerta a las mujeres, porque hay muchas que lo merecen mejor que yo», destacó la autora.
Oficio comprometido
Escritora pero, sobre todo, periodista comprometida, Poniatowska defendió la «utilidad» del oficio como una poderosa herramienta «de indignación y denuncia», reivindicando el compromiso del periodista por comprender las causas más nobles. «No puede ser el amanuense de un empresario, es una manera de venderse bastante horripilante», dijo. En este sentido, destacó que donde mejor se aprende es en las «escuelas severas» como México, «el país más peligroso para los periodistas y donde más profesionales han perdido la vida», lamentó la autora. «En América Latina la realidad te ahorca, entra en tu casa. No puedes escribir solo en tu casa porque fuera pasan cosas; el periodismo se hace de fuera para adentro».
Acompañada por el secretario de Estado de Cultura, José María LaSalle, la autora relató la laboriosa tarea de redactar el discurso que ofrecerá mañana y que, avanzó, dará voz «a los que nunca la han tenido». «Pensé que había escrito uno 'ad hoc' pero mi amiga Marta Lamas me dijo que estaba de la patada y debía rehacerlo como yo soy, así que habla de América Latina y de la gente que sólo camina a pie, que no tiene automóvil, si acaso un burro».
Comprometida con la cultura y la educación, Poniatowska ha reivindicado «el abaratamiento de los libros» para permitir que la cultura «esté al alcance de todos, en especial los más desfavorecidos», al ser preguntada sobre la conveniencia de que la cultura esté exenta de IVA. «Los libros son caros, siempre he dicho que se debe enseñar a la gente a leer, también a través de la televisión, que ofrece cosas que imbecilizan a la gente, que no merece esa basura».
Como broche a una intensa jornada, la escritora depositó un manuscrito en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde permanecerá guardado hasta 2024, junto al legado de otros autores galardonados como Antonio Gamoneda, Juan Marsé o Ana María Matute.