Naciones Unidas denuncia la limpieza étnica en el conflicto de Sudán del Sur

En un comunicado, la UNMISS explicó que entre las víctimas mortales hay sursudaneses y extranjeros y que los insurgentes perpetraron la matanza basándose en criterios étnicos y de nacionalidad.

Los rebeldes entraron en Bentiu, capital del Estado septentrional de Unity, el 15 de abril y durante dos días perpetraron una matanza selectiva. Sólo en la mezquita de Kali-Ballee, donde habían buscado refugio numerosos civiles, murieron al menos 200 personas y 400 resultaron heridas. Los rebeldes separaron en esta mezquita a los civiles por nacionalidad y etnia, una medida similar a la adoptada en una iglesia católica y en el complejo vacío del Programa Mundial de Alimentos, donde acabaron con la vida de un número indeterminado de personas que se habían refugiado allí.

El conflicto estalló en Sudán del Sur en diciembre pasado, cuando el presidente, Salva Kirr, perteneciente a la comunidad dinka, acusó al ex vicepresidente Riak Machar, de etnia nuer, de perpetrar un golpe de Estado. Machar empuñó las armas y el Ejército se dividió en dos. La UNMISS explicó que miles de civiles han sido escoltados hasta su base en la zona, donde están refugiadas actualmente 12.000 personas. Pero tampoco el organismo internacional se ha librado de los ataques rebeldes y el jueves pasado unos cincuenta refugiados nuer murieron a tiros antes de que los cascos azules consiguieran repeler un asalto en la base de la ONU en Bor, capital del Estado de Jonglei.

Unicef denunció ayer el impacto que esta guerra está teniendo en los menores, y aseguró que las dos partes están reclutando y entrenando niños para convertirlos en soldados.