Mou enjaula al Atlético
Actualizado:“Hoy y siempre, Atlético de Madrid”. A pesar del llenazo y de ese lema que se exhibía en la grada lateral del Vicente Calderón, ni por asomo se sintió tanta alegría a orillas del Manzanares como en los duelos anteriores ante el Milan y el Barça. Esta vez se trataba de la ida y, no por esperado, afectó el despliegue táctico diseñado por Mourinho para la ocasión. Se le puede y se le debe criticar al portugués por cicatero, pero es indudable que sabe competir en este tipo de duelos y eliminatorias que se definen por detalles, oficio y experiencia. Sembró un campo de minas que neutralizó la ofensiva de un Atlético que pudo ganar a los puntos pero está diseñado más para el contraataque y el juego con espacios que para el toque sutil, el desequilibrio y la búsqueda de huecos imposibles. El 0-0, empero, deja la semifinal muy abierta. Con el expreparador del Real Madrid enfrente, era una quimera que 40 años después de deshacerse del Celtic el Atléticko pudiera con el rocoso Chelsea en el primer asalto.
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El de Mou fue un dibujo infame para un club que dispone cada curso de casi 200 millones de euros para fichar, pero el luso sabía cómo complicarles la vida a los rojiblancos y evitar que el juego fluyera y los espacios aparecieran. Nada más conocerse la alineación ‘blue’, se coligió que los ingleses vinieron a encerrarse y a regalar el balón a un Atlético que dominaba pero tampoco se descosía porque pensaba más en no encajar que en abrir brecha. Por ello le faltó chicha a este primer asalto impropio de una semifinal de la máxima competición continental.
El ‘Cholo’ también diseña muchos duelos parecidos y vive con frecuencia de los errores de los rivales, pero jamás desdeña tanto el balón y la salida al contragolpe como este Chelsea en el que faltaba el belga Hazard y, sobre todo, ‘Mou’ dejó fuera al brasileño Oscar y al alemán Schürrle. Con Obi Mikel, David Luiz y Lampard en el eje, bien auxiliados desde las bandas por Ramires y Willian, era evidente que los londinenses pretendían cerrar los espacios a los madrileños y luchar por ganar los rechazos en las segundas jugadas. Lo confiaban todo a alguna acción aislada y, sobre todo, al embrujo de Stamford Bridge.
Simeone prescindió de Villa, reservó de inicio al turco Ardan porque no está al cien por cien y apostó por Diego Ribas. Con el enganche brasileño, cedido por el Wolfsburgo, deseaba marcar diferencias con algún desequilibrio en el uno contra uno o disparo lejano. Pero la iniciativa y hasta un 70% de posesión no eran motivos de disfrute sino más bien de sufrimiento para el Atlético. Forma un bloque homogéneo que compite como pocos en el mundo, pero le faltan jugadores con precisión y capacidad para combinar rápido. Toda la ofensiva se limitaba a centros de los laterales y a algún tiro desde fuera como el de Mario Suárez.
Se les pudo complicar la eliminatoria a los ingleses por la lesión de Cech, que cayó mal tras salvar un gol olímpico de Koke, y la entrada obligada del australiano Schwarzer. Los atléticos se animaban al recordar que era el guardameta del Fulham cuando el equipo de Quique Sánchez Flores conquistó la Europa League en Hamburgo. Pero no fue inquietado antes del descanso. Tampoco Courtois, vitoreado desde la grada, padeció. Los laterales visitantes no subían, los volantes apenas se incorporaban y Fernando Torres estaba solo contra el mundo en un regreso a casa de lo más vulgar.
Simeone tiró algo más arriba a Raúl García en la segunda mitad y cambió de banda el comienzo a Koke y a Diego Ribas, al cuarto de hora reemplazado por Arda. El ‘Atleti’ le metió una marcha más al duelo y se movió con más rapidez y dinamismo. Pero David Luiz perdió tiempo, frenó ese empuje inicial y provocó que los colchoneros comenzasen a desesperarse con el arbitraje del sueco Eriksson. En decisiones intrascendentes, beneficiaba al grande. O al menos así lo consideraban los locales. Al fin Lampard vio una amarilla y se perderá la vuelta, igual que Obi Mikel y Gabi, una ausencia fundamental en Londres. Se lesionó Terry, la enésima baja del Chelsea, y entró Schürrle en banda. David Luiz se situó de central.
El Cholo arriesgó al recurrir al buen toque a balón parado y en los pases de Sosa en lugar del equilibrio de Mario Suárez pero, fieles a la filosofía de su técnico, los británicos supieron cortar el ritmo una y otra vez. Y los centros de los rojiblancos se perdieron una y otra vez o no pudieron ser cabeceados por Raúl García con la comodidad que suele hacerlo en Liga. Le reemplazó Villa cerca del final pero no había forma. Y el Chelsea dispuso de una falta al borde del área y de un córner al final.Un gol hubiera sido el colmo. La sentencia se conocerá en Stamford Bridge.