París coloca al Consejo de Seguridad ante el horror sirio
NUEVA YORK.Actualizado:Una tras otra, algunas de las fotos más crudas sobre las torturas del régimen de Bashar el-Asad desfilaron frente a los embajadores del Consejo de Seguridad de la ONU, obligados por Francia a contemplar el horror que algunos de ellos quieren ignorar. Al salir, todos se habían quedado sin palabras. «Nadie que vea estas fotos volverá a ser el mismo», dijo la representante estadounidense, Samantha Power.
Nunca se había podido documentar con tal detalle la tortura sistemática y el asesinato «industrializado» de detenidos por un régimen, en lo que los expertos consideran crímenes contra la humanidad. Las pruebas gráficas del Informe César (Caesar Report) son tan abrumadoras y están tan metódicamente clasificadas que a juicio de los expertos se sostendrían ante cualquier juez. Pero difícilmente llegarán al Tribunal Penal Internacional al que Francia quiere remitirlas, porque se necesitaría la aprobación de un Consejo donde Rusia tiene derecho de veto.
Prueba de que Moscú prefiere seguir ignorando la masacre del régimen de Damasco es que su embajador, Vitaly Churkin, ni siquiera asistió a la reunión y envió a un diplomático que se limitó a cuestionar la autenticidad de las pruebas. Algo que los expertos ya han hecho de manera exhaustiva. «Éramos muy escépticos, parecía demasiado bueno para ser verdad», confesó David Crane, que fue fiscal especial del TPI para Sierra Leona. «En nuestro negocio rara vez tenemos pruebas directas. Estos matones no suelen ponerlo por escrito».
Los de El-Asad sí. En 2011 mandaron a uno de sus fotógrafos forenses a un hospital militar para documentar la ejecución de detenidos brutalmente torturados y muertos de hambre durante semanas o meses, aunque ésa no fuera necesariamente la causa de su muerte. En total, 55.000 fotos de más de 11.000 cadáveres que César, nombre en clave del sargento sirio que las tomó, grabó durante dos años en un lápiz de memoria que escondía en un zapato. Después huyó a Jordania con el material, «en una historia casi de Hollywood», contó Crane. El equipo de tres fiscales internacionales recibió el caso con una misión: determinar la credibilidad de César y de las fotos. Después de interrogarle exhaustivamente y analizar más de 5.000 imágenes con la ayuda de forenses, patólogos y antropólogos, su conclusión fue que tanto él como su trabajo eran creíbles. «Habíamos decidido que si nos surgía la menor duda de que aquello pudiera ser parte de una trama conspirativa o propagandística pondríamos fin a la investigación ese mismo día», confesó Crane. Pero no lo hicieron. Por el contrario, la noche del martes dieron la cara ante el Consejo de Seguridad y la prensa por ese hombre cuya identidad se mantiene en secreto.
El informe, del que ya se publicaron fotos en enero, servirá para fundamentar la resolución que Francia pretende presentar en las próximas semanas para referir el caso al TPI, «sin apresurarlo», matizó el embajador Gérard Araud, porque para su país no es un asunto de agenda política, dice, sino «una cuestión moral».