Kiev lanza sus tropas contra los rebeldes
Inicia una operación «por etapas» para recuperar los enclaves de Donetsk ocupados por prorrusos
Actualizado:Las nuevas autoridades de Kiev han decidido dar el difícil y arriesgado paso de emplear la fuerza para acabar con la sublevación separatista en el este del país. El presidente en funciones de Ucrania, Alexánder Turchínov, que el lunes firmó el decreto con los detalles de las medidas «antiterroristas» para neutralizar a los rebeldes prorrusos, ayer por la mañana, al comienzo de la sesión parlamentaria, anunció que la operación había comenzado y lo hizo, según distintas informaciones, de forma cruenta.
Y es que en el operativo toman parte unidades del Ejército ucraniano, y sus oponentes, los insurrectos secesionistas, van armados hasta los dientes. Un portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano, citado por la agencia UNN, reconoció que «ha habido muertos» durante los combates para recuperar el aeródromo de Kramatorsk, en la región de Donetsk.
Los medios rusos hablaban de entre cuatro y once muertos entre los separatistas, cuyos destacamentos tuvieron que replegarse ante el empuje de las fuerzas ucranianas. La agencia RIA-Nóvosti, en concreto, reproducía las palabras de uno de los prorrusos, quien aseguró que en el pequeño aeropuerto tuvieron «cuatro muertos y dos heridos».
Al parecer, los ucranianos emplearon aviones de combate Sujói-27. Otras fuentes señalaron que los aparatos despegaron solamente con el propósito de evitar su apresamiento por parte de los sublevados. Turchínov dio cuenta ayer de lo sucedido en Kramatorsk informando sobre la «liberación» del aeródromo. Sin embargo, en esa localidad los rebeldes controlaban desde el sábado también el Ayuntamiento y una comisaría de Policía, abandonada por ellos mismos antes del comienzo de la operación para parapetarse después en el cuartel local del Servicio de Seguridad ucraniano (SBU).
Otra localidad en donde ayer hubo tiros es Slaviansk, también en la región de Donetsk. Las milicias separatistas tomaron el sábado la delegación local de Interior y la sede del SBU. La periodista local Anna Lázareva informó en su cuenta de Twitter que, a primeras horas de la tarde de ayer, llegó a la ciudad un contingente de unos 500 soldados ucranianos con 20 blindados, numerosos camiones y autobuses y dos helicópteros. El domingo pasado, fuerzas especiales enviadas desde Kiev intentaron sin éxito desalojar a los insurrectos. Ya entonces se produjo un muerto y ocho heridos.
El general ucraniano Valeri Krútov, número dos del SBU y a quien se ha encomendado dirigir la operación «antiterrorista» lanzada ayer, advirtió de que los sublevados que no depongan las armas serán «aniquilados». «No habrá un nuevo ultimátum», insistió Krútov. El lunes por la mañana expiró el que Turchínov dio a los separatistas para que se entregaran y no lo hizo ni uno. El general ucraniano estima que los prorrusos armados que operan en el este de Ucrania podrían ser unos 300. «Los vamos a combatir porque son invasores extranjeros», afirmó.
Andréi Parubi, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa de Ucrania, declaró ayer que «el primer batallón de la Guardia Nacional está ya listo y enviado al este de Ucrania para combatir». La Guardia Nacional, que ha reclutado miles de voluntarios del Maidán, estará bajo el mando del general Stepán Poltorak. Esta decisión fue adoptada ayer por la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano.
El presidente ruso, Vladímir Putin, habló con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al que pidió una «condena clara» de Naciones Unidas y la comunidad internacional a las «acciones anticonstitucionales» de Kiev.
Evitar otra Crimea
El Ministerio de Exteriores ruso emitió poco antes un comunicado expresando su «profunda preocupación» por las noticias que llegan del este de Ucrania sobre «víctimas mortales». Por su parte, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, cree que Ucrania está «al borde de la guerra civil». «Es escalofriante, espero que en Kiev haya cerebros suficientes capaces de evitar una escalada mayor del conflicto», añadió. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó ayer de «absurdas» las acusaciones de Occidente sobre la presencia de tropas rusas en la frontera con Ucrania y sobre la implicación de Moscú en la sublevación separatista.
Turchínov aclaró que la operación iniciada ayer se hará «por etapas, de manera sopesada y responsable». Según sus palabras, «el objetivo de estas acciones, vuelvo a subrayarlo, es defender a la ciudadanía pacífica, frenar a los terroristas y evitar la desintegración del país». Se trata, dijo, de impedir que se repita en otras parte de Ucrania ese escenario contemplado en Crimea, península que Rusia se anexionó el mes pasado.
La Rada aprobó ayer una ley llamada a defender «los derechos y libertades» de los ciudadanos que se encuentran en «territorios temporalmente ocupados», en referencia a Crimea. La nota distribuida por la Cámara al respecto señala que la nueva norma «define el estatus del territorio temporalmente ocupado como resultado de agresión militar llevada a cabo por la Federación Rusa y establece un régimen legal especial en ese enclave».
Por otro lado, el embajador de Ucrania ante la ONU, Yuri Klimenko, ha advertido de que en las conversaciones que deberán celebrarse mañana en Ginebra para buscar una salida a la actual crisis, para las que se ha convocado a Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea, «no se hablará de federalismo ni de otros asuntos internos de Ucrania». Moscú exige que Kiev acometa una reforma constitucional «federalista», que recoja los anhelos de la población del este.