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Rubalcaba quiere que las autonomías tengan voz en la reforma constitucional
El líder del PSOE esperará a que pasen las europeas para reactivar y ampliar su propuesta de debate sobre el modelo territorial
MADRID. Actualizado: GuardarAlfredo Pérez Rubalcaba quiere que esta legislatura sirva, si no para iniciarla como tal, al menos para poner los cimientos de una reforma constitucional que dé respuesta, entre otras cosas, a los problemas del modelo territorial. El líder del PSOE tiene ya una idea en mente, seguir el esquema de trabajo empleado por los alemanes entre 2003 y 2005 para acometer la quincuagésimo segunda modificación de su ley fundamental y crear una comisión parlamentaria abierta a agentes sociales y económicos, representantes de los gobiernos autonómicos y locales y expertos en disciplinas como el derecho, la economía y las ciencias políticas, cuya finalidad sería elevar una propuesta concreta a las Cortes.
No es nada muy distinto de lo que propuso el pasado enero, pero la diferencia está en la inclusión de los poderes territoriales que, al fin y al cabo, son parte interesada en cualquier reforma que afecte a la ordenación y articulación competencial. Aquella iniciativa, que implicaba la creación de un órgano parlamentario de debate sobre el funcionamiento del Estado autonómico, permanece en el limbo parlamentario porque los socialistas nunca llegaron a registrarla. Sí se la entregaron al presidente del Congreso, Jesús Posada, y este la remitió a los grupos para sondear su aceptación, pero nunca llegó a la Junta de Portavoces.
Someterla a votación ahora conduciría, probablemente, al fracaso porque el PP sigue viendo con recelo la idea de la reforma, a pesar de haber invitado ya, en varias ocasiones, al presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, a iniciar los trámites necesarios para ponerla en marcha. Tampoco ayuda la proximidad de las elecciones europeas, el 25 de mayo, que como suele ser habitual, contaminarán el debate político. Así que Rubalcaba se plantea esperar a que pase la contienda para tratar de convencer al presidente del Gobierno de que la suya es la única salida.
Proceso largo
El esquema del líder de la oposición no implica necesariamente una reforma inmediata. En Alemania, la Comisión sobre el Federalismo, que fue una comisión mixta del 'Bundestag' y el 'Bundesrat', estuvo trabajando durante dos años y, en realidad, fracasó en el intento de consensuar una propuesta pero aún así el informe de conclusiones presentado por sus presidentes, Franz Müntefering y Edmund Stoiber, sirvió a la larga como base para el proyecto de reforma que se aprobaría finalmente en 2006, ya con un Gobierno de coalición de la CDU y el SPD. Algo, por otro lado, impensable en España.
Rubalcaba toma Alemania como referencia porque el modelo autonómico no es tan dispar del federal, aunque sus situaciones no son del todo homologables. «El principal problema de los alemanes era que la cámara territorial se había convertido en una cámara obstruccionista y se poducía un choque de legitimidades», recuerda el portavoz socialista en la comisión Constituciona del Congreso, Ramón Jáuregui. El 'Bundesrat' tenía que ratificar el 70% de las leyes emanadas del 'Bundestag', lo que llevaba a un bloqueo contínuo. No es el caso español donde ni siquiera existe una auténtica cámara territorial.
«El problema de nuestro modelo es de articulación, por un lado -insiste el también número dos de la candidatura europea-, y de integración de unas comunidades autónomas, en las que existe una tentación independentista. Nosotros creemos que hay que dar respuesta al primero, pero lo lógico que es que si te sientas a resolverlo trates también de renovar el pacto de integración».
Independientemente de los escenarios, lo que convence al líder de la oposición es el procedimiento empleado. «Nosotros no queremos una propuesta de reforma constitucional que lleve nombre y apellidos», remarcó ayer en una entrevista en Catalunya Ràdio.
Rubalcaba reiteró que el rechazo del Congreso al referéndum de autodeterminación que plantean el presidente de la Generalitat con CiU, Esquerra, Iniciativa y las CUP no debería ser entendido como el final del proceso de diálogo -que, en cualquier caso, nunca ha llegado a producirse- sino como el momento a partir del cual sentarse a hablar. «Queremos diagnosticar los problemas para buscar el acuerdo -dijo-. Abrir un diálogo sobre soluciones, pactar y votar».
De momento, su discurso cae en saco roto. El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, le replicó ayer mismo que en Cataluña ya se han puesto de acuerdo cuatro partidos «bien diferentes» para formular una propuesta sobre cómo quieren que sean sus relaciones con el resto de España.