Una vida marcada por la ansiedad
Más de cinco millones de españoles sufren de vejiga hiperactiva, una patología leve pero que condiciona la calidad de vida
MADRID.Actualizado:Salir a la calle con una ruta en la cabeza es lo más normal del mundo. Si hay que hacer la compra, muchas personas unen puntos en su mente calibrando si la panadería pilla más cerca de la carnicería o de la fruta. Lo mismo pasa cuando uno sale con los amigos a tomar el aperitivo: piensa dónde puede tomarse una caña y dónde ponen las mejores tapas. Pero hay un sector de la población, unos cinco millones de personas, que para salir de casa deben hacer un verdadero trabajo de cartografía urinaria antes de dar un paso en la acera. Son las personas afectadas de vejiga hiperactiva, sufridores de una patología que les obliga a ir una media de ocho veces al día a orinar. Un síndrome que no es grave desde el punto de vista médico, pero que marca el estilo de vida de aquellos que lo sufren de una forma radical.
Pañales para adultos, frustración por los tratamientos, destierro de cualquier pantalón que sea de color claro o, en algunos casos extremos, limitar los movimientos a las cuatro paredes del hogar son algunas de las consecuencias de este síndrome, que en España afecta al 21,5% de las personas mayores de 40 años, con una prevalencia mayor en mujeres (25,6%) que en los hombres (17,4%). Grosso modo: más de tres millones de mujeres y casi dos millones de hombres sufren este problema urológico. «El paciente es una persona que vive absolutamente pendiente de su vejiga», explica la doctora Montserrat Espuña, presidenta de la sección de Suelo Pélvico de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Y es que casi diez de cada cien mujeres y ocho de cada cien hombres afectados tienen que ir más de ocho veces al baño; y por las noches, el 62% de ellos y el 52,4% de ellas se ven obligados a levantarse de la cama para ir a orinar. Unos síntomas que se asocian a la incontinencia y aumentan con la edad.
Las causas del síndrome de la vejiga hiperactiva se desconocen, aunque no sus consecuencias. «Si tiene que viajar, no beberá; si va a subir a un avión, no se tomará un café o un zumo; si no sabe si en una hora va a poder utilizar el baño, pedirá un asiento en el pasillo, como en el cine, para salir rápido. El impacto en la vida diaria, tanto social como laboral, es muy grande», enumera la doctora. Inmaculada de la Campa asiente. Paciente y presidenta de la Asociación de Pacientes con Pérdidas de Orina y Urgencia Miccional sabe perfectamente de lo que está hablando. Durante muchos años no se puso ropa clara y sufrió fatiga por culpa de tener que ir al baño con nocturnidad. Eso desembocó en una fatiga diurna, uno de los efectos de esta contracción involuntaria del músculo de la vejiga, y, en algunos casos, en una falta de concentración.
El 40% de las personas con este síndrome no consulta al médico sobre sus síntomas. «En los últimos tiempos, la gente es más consciente de la existencia de este problema, pero sigue habiendo muchas personas que no consultan a un profesional para que les haga un diagnóstico. Som muchos los afectados que normalizan cierto grado de incontinencia y se acomodan», afirma la doctora Espuña. Otros consideran que son normales estos síntomas y que no existe tratamiento.
No obstante, la aparición de nuevos medicamentos está logrando mitigar las necesidades de ir al baño. El último es Mirabregón, de Astellas Pharma, que relaja dicho músculo y mejora la capacidad de almacenamiento de la orina.