«Fue como una bomba atómica»
Chile lucha por sofocar un enorme incendio que ha dejado 16 muertos, 10.000 evacuados y 500 casas devastadas en la ciudad de Valparaíso
BUENOS AIRES.Actualizado:«Esta es una tremenda tragedia. Tal vez la peor de la historia de Valparaíso», declaró ayer consternada la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, al referirse al voraz incendio que se desató el sábado en los cerros de esa bella ciudad portuaria. El siniestro, que llega once días después de un terremoto de 8,2 grados en la región norte, se cobró la vida de al menos 16 personas. Hay unas 500 viviendas devastadas, 10.000 evacuados y todavía persisten los focos de fuego.
«Es como si nos hubiera caído una bomba atómica. Nunca pensamos que iba a pasar esto», comentaba mientras caminaba entre las cenizas de su casa y la de sus vecinos, Alejandro Olsen, uno de los damnificados por las llamas, cuya vivienda estaba en el cerro El Litre. El hombre colocó una bandera chilena entre los despojos y procuraba darse ánimo. «No dormí pensando qué voy a hacer con mi familia. Tenemos que seguir en pie. Nos paramos después del terremoto del 2010 y lo vamos a volver a hacer», prometía.
El incendio viene a agravar el drama del seísmo que sacudió la región norte del país con un saldo de seis muertos y más de 10.000 viviendas destruidas. Fue el terremoto más grande desde el ocurrido el 27 de febrero de 2010, cuando perdieron la vida más de 500 personas.
Fortalecidos por tantas tragedias, los afectados trataban de mantener el ánimo alto. «Hay que pararse de nuevo. En 2010 mi hija tuvo leucemia y salimos adelante», aseguraba un joven sentado junto a las cenizas de su casa. El vecino comentó que en ese barrio viven muchos profesionales que buscan una vida tranquila y en comunidad. «Aquí se respiraba familia», dijo con nostalgia.
Según las informaciones oficiales, el fuego se inició el sábado alrededor de las 16 horas, aunque los vecinos dan testimonio de focos percibidos algunas horas antes, un indicio de que la respuesta al incendio pudo haber llegado tarde. En la noche, el Gobierno declaró el estado de excepción y envió militares que brindaron ayuda y control para evitar saqueos. Mientras, ayer una veintena de aeronaves seguía apagando focos aislados, tratando de ganarle el pulso al viento.
Ayuda a los afectados
Los damnificados, que buscaron refugio en las escuelas habilitadas como albergues, coinciden en que el fuego les sorprendió y no les dio tiempo más que para salir. Perdieron documentos, dinero, ropa, medicamentos y todos los enseres domésticos. La Cruz Roja y otras entidades de ayuda, junto con el municipio y el Ejecutivo nacional, prestaron asistencia a las familias.
«Me cuesta creerlo. Es como si estuviera soñando. Más de 40 años para tener mi casa y lo perdí todo en un segundo», lamentaba un hombre que aguardaba en fila para registrarse ante funcionarios que están realizando el catastro de afectados. «Fue de repente. Salimos con lo puesto. Tengo cinco niños», relataba con la voz quebrada. «Mi madre también perdió todo. Los niños y mi mujer están en casa de una hermana». Otros vecinos compartían la desgracia. «Ojalá nos den créditos blandos, materiales», decía un vecino que ya se había puesto los guantes y sacaba escombros.
Bachelet envió «un mensaje de apoyo para cientos de familias que han perdido sus hogares, sus enseres y, en algunos casos, a sus seres queridos». La presidenta, que asumió la jefatura del Gobierno hace apenas un mes, reconoció que la tragedia es «tal vez el peor incendio en la historia de Valparaíso». La localidad está 120 kilómetros al noroeste de Santiago, la capital chilena. Se trata de un puerto ubicado en una bahía, con la ciudad creciendo hacia lo alto de los cerros. Es la sede del Congreso Nacional y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por su belleza arquitectónica y paisajística. Pero hoy muestra su peor cara.