«Condénenme a lo que sea pero que me dejen estas voces»
El falso cura que allanó la casa de Bárcenas simula en el juicio una paranoia en busca del atenuante
MADRIDActualizado:Enrique Olivares, el falso cura acusado de allanar la vivienda de Luis Bárcenas en octubre pasado y encañonar con un revólver a su mujer e hijo y a la empleada del hogar, ha tratado de buscar hoy el atenuante en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid. Para ello ha simulado una escena de locura cuando el fiscal ha comenzado su interrogatorio. “Condénenme a lo que sea pero que me dejen estas voces”, ha gritado en la sala ante la perpejlidad de los asistentes.
Olivares empezó a hablar muy tranquilo pero de repente comenzó a temblar y ha pedido un vaso de agua para tomarse una pastilla. Acto seguido se ha dirigido al fiscal: “Sabe lo que le digo, que me condene a lo que quiera. A veinte años pero que paren estas voces. Estas voces no me dejan en paz”.
El acusado ha continuado: “Sálganse de mi cabeza. Déjenme en paz. Váyanse ya. No quiero escuchar más voces. ¡Qué se vayan!”, ha bramido. Ante esta escena, el presidente del tribunal ha suspendido la vista diez minutos para que su abogado le explique las maneras de comportarse ante un tribunal. El forense le ha realizado un examen y ha concluido que el acusado estaba simulando.
Precisamente, su abogado pedía la libre absolución por un trastorno de personalidad diagnosticado, mientras que el fiscal solicita 18 años de prisión por tres delitos de detención ilegal, dos de coacciones, uno de tenencia ilícita de armas y tres faltas de lesiones, por haber entrado en el domicilio, haberles amordazado y encañonado con un revólver.
"Culpable con reparos"
En los minutos en los que pudo hablar, Olivares se declaró “culpable con reparos”. Relató que fue a casa de Bárcenas porque en todos los medios de comunicación se había dicho cuál era su domicilio. Iba vestido de negro con un alzacuellos, disfrazado de sacerdote. Ha indicado que se hizo pasar por el padre Enrique, que había ido a hablar por la libertad de Bárcenas y la asistenta le dejó pasar.
El fiscal ha seguido preguntándole porque había entrado y quién se encontraba en la casa, pero el acusado ya empezó a dudar. “No me acuerdo mucho. Mi mente está en una nebulosa”, ha indicado, antes de pedir que le preguntaran sólo para contestar sí o no.
El fiscal le ha recordado que puede no contestar sus preguntas pero ha querido continuar. “Vengo con la cabeza alta y el corazón limpio”. A partir de ahí, ya empezó con los temblores y se acabó el interrogatorio. Tras la pausa y el examen del forense el juicio ha continuado.