Pauline Marois saluda, en la noche del lunes, a los seguidores del Partido Quebequés tras perder las elecciones. :: CHRISTINNE MUSCHI / REUTERS
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Quebec expulsa a los soberanistas del poder

El Partido Liberal gana las elecciones con mayoría absoluta y el gobernante Partido Quebequés pierde 24 escaños y pasa a la oposición

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Los ciudadanos de Quebec han lanzado un claro mensaje contra la independencia al elegir por mayoría absoluta al federalista Partido Liberal (PL) para dirigir la provincia durante los próximos cinco años. Una dramática decisión que aparta del poder al Partido Quebequés (PQ), en el Gobierno desde hace sólo 18 meses, y hunde a la formación soberanista en la crisis más profunda de su historia.

Las elecciones anticipadas celebradas el pasado lunes dan al PL de Philippe Couillard, hasta ahora el principal partido opositor, 70 de los 125 escaños de la asamblea provincial, con un 41,5% de los votos. Es un triunfo rotundo para una formación que en 2012 obtuvo 50 escaños (la mayoría absoluta son 63) y fue apeada del Gobierno por los independentistas. El PQ de la primera ministra Pauline Marois queda en segundo lugar con 30 escaños -24 menos de los que tenía- y un 25,4% de apoyos. Una debacle tal que Marois se ha apresurado a presentar su dimisión como cabeza del partido. La asamblea se completa con los 22 escaños conseguidos por la Coalition Futuro Quebec (dos más de los que tenía) y los 3 de Quebec Solidario, que gana un asiento más en la asamblea provincial.

«Los quebequeses han elegido la unidad y la apertura, un gobierno estable. La división está superada. La reconciliación ha comenzado. Ahora trabajaremos juntos por Quebec». Philippe Couillard no podía resumir mejor el mandato de los votantes y los resultados de una campaña que algunos analistas han definido como «la más sucia» en la historia de la provincia. La división de la que habla el ganador de estas elecciones se puede referir tanto a la que supone para Canadá la constante amenaza separatista procedente de Quebec, como a las puñaladas que han volado de un partido a otro en las semanas que han precedido a los comicios.

Couillard habla de reconciliación y lo hace dirigiéndose tanto a la doble alma de Quebec, nacionalista y federalista, como a los canadienses, a los que parece entregar la promesa de una provincia dispuesta a luchar codo con codo por el progreso económico, la verdadera preocupación de los ciudadanos.

En cambio, Pauline Marois es en este momento la más pura y completa imagen de la derrota. Como primera ministra, al frente de un Gobierno soberanista y con más de dos años de mandato por delante, decidió el pasado 5 de marzo adelantar las elecciones para reforzar la exigua mayoría que la sostenía y callar la boca a la oposición que no quería aprobar sus presupuestos. Ahora lo ha perdido todo. Ha hundido su carrera y a su partido, ha sido rechazada en su propia circunscripción: ha perdido su escaño por 777 votos.

El 'efecto Péladeau'

El Partido Quebequés ha cosechado su peor resultado electoral en 40 años. Había diseñado una campaña tibia respecto a la posibilidad de convocar un referéndum si ganaba las elecciones. Pero el debate soberanista irrumpió sin freno cuando Marois presentó al magnate Pierre Karl Péladeau como candidato y posible ministro de Economía de un nuevo gobierno del PQ. Se equivocó al elegirlo. Péladeau invocó un Quebec independiente y atemorizó con ello a los nacionalistas más moderados. Tampoco atrajo el voto del electorado más a la izquierda, que lo veía como un duro empresario conservador. Y los sindicatos alertaron contra su agresivo comportamiento al frente del grupo multimedia Quebecor.

A este error se suma, según apuntan algunas fuentes, un sentimiento de que «se ha exacerbado la cuestión de la identidad francófona». Marois, además, ha tenido que luchar en plena campaña contra la acusación de una supuesta financiación ilegal del partido. Y también habrá de revisar en qué medida ha influido en el desastre de estas elecciones la 'Carta de Valores de Quebec' impulsada por su Gobierno, que contemplaba impedir a empleados públicos vestir el velo musulmán o la kipá judía. Una iniciativa que parte de los votantes ha considerado populista y discriminatoria.

«Teníamos mucho que ofrecer pero estamos muy orgullosos de lo que hemos hecho en estos 18 meses», dijo Marois la noche del lunes al conocer los resultados. Deja a su partido la difícil tarea de reexaminar un programa que no parece responder al interés actual de los quebequeses y encontrar un nuevo líder que conduzca al PQ a recuperar la confianza de los electores. Será duro para Marois ver cómo el que iba a ser su número dos y acabó hundiendo su campaña se postula para la dirección del partido. Péladeau no sólo ha ganado el escaño de su circunscripción sino que su nombre emerge como candidato para sustituir a Marois al frente del PQ. Un triste final para la primera mujer que ocupó en la provincia de Quebec el sillón de primera ministra.