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Edificio de la sede del Instituto para las Obras de la Religión , más conocido como el banco vaticano, en Roma. :: L'OSSERVATORE ROMANO
Sociedad

El Papa decide mantener abierto el banco vaticano tras un año de investigaciones

Francisco confirma la continuidad del polémico IOR aunque todavía debe definir su nueva estructura de gestión financiera

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ
ROMA.Actualizado:

Francisco no cerrará el banco vaticano, el controvertido Instituto para las Obras de la Religión (IOR). Es una noticia aparentemente obvia, pero es que el Papa se estrenó hace un año con andanadas que hicieron pensar que podía tener los días contados: «Cómo querría una Iglesia pobre y para los pobres», «El IOR es necesario hasta cierto punto» o «San Pedro no tenía una cuenta en un banco». No obstante una nota de la Santa Sede confirmó ayer su continuidad. Era un comunicado extraño, porque decía misteriosamente que el Papa «ha aprobado una propuesta para el futuro del IOR», aunque no detallaba cuál. No se comprenden bien las prisas, pero la idea principal es ésa: no se cierra.

El comunicado, de hecho, subrayaba que de este modo el pontífice «reafirma la importancia de la misión del IOR para el bien de la Iglesia católica». Ofrece «significativos servicios» que, según el texto, «asisten al Santo Padre en su misión de pastor universal». «El IOR continuará sirviendo con atención y suministrando servicios financieros especializados a la Iglesia católica en todo el mundo», concluía el Papa argentino.

Volviendo de Brasil en julio Francisco confesó que aún no sabía qué hacer con el banco, protagonista en el pasado de graves escándalos de blanqueo de dinero y, en los últimos años, de nuevas investigaciones y luchas de poder internas. Dudaba entre transformarlo en una banca ética, cerrarlo o dejarlo como está con mejoras. Esta última ha sido la opción ganadora, lo que supone un espaldarazo a la gestión del actual presidente, el alemán Ernst von Fryberg, nombrado in extremis, de forma discutible, días antes de la marcha de Benedicto XVI. Sonó como una imposición de la Secretaría de Estado de Tarcisio Bertone a su sucesor. Von Fryberg se ha centrado en acelerar la limpieza de la entidad para alinearla a las reglas internacionales.

Francisco también adelantó en aquella charla que esperaría el consejo de quienes estudiaban la cuestión. Para ello creó en verano dos comisiones, una para auditar el IOR y otra para organizar toda la estructura económica y administrativa de la Santa Sede.

Son las que han «desarrollado conjuntamente» el plan del nuevo IOR, junto a los organismos de dirección del banco. Luego la han pasado al nuevo 'ministro del Economía' vaticano, el cardenal australiano George Pell, que es quien la ha trasladado a Bergoglio. Ahora el Papa la debatirá con el consejo de cardenales, el llamado «G-8» que le asesora en sus decisiones.

Alegría contenida

EL portavoz del IOR, Max Hohenberg, se congratuló del «gran reconocimiento» por el Papa de la «validez de nuestra misión de servicio y del trabajo llevado a cabo en los últimos doce meses». Una vez decidido el mantenimiento del IOR, aunque con un mayor control, las actuales prioridades de este Instituto fueron enumeradas una a una por su portavoz.

Primero, terminar el análisis iniciado por la sociedad de consultores estadounidense, Promontory, de todas sus cuentas; en segundo lugar, trabajar en una mejor integración del IOR en las diferentes entidades del Vaticano y, tercero, introducir mejoras operativas, según recoge AFP.

El banco vaticano es el canal obligado por el que transitan los fondos de las congregaciones activas en todo el mundo (escuelas, hospitales, campamentos de refugiados, etc). Pueden tener cuentas en este «banco» las instituciones católicas, los religiosos, los empleados del Vaticano, así como las embajadas y los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede. A fines de diciembre de 2012, un total de 6.300 millones de euros en fondos de clientes eran administrados por el IOR, que tenía un patrimonio neto de 769 millones de euros.