Los prorrusos de Donetsk desafían a Kiev
MOSCÚ. Actualizado: GuardarUn inesperado y repentino brote secesionista estalló el domingo en tres regiones del este de Ucrania: Donetsk, Járkov y Lugansk. Varios edificios oficiales seguían ayer tomados en esas ciudades por activistas prorrusos mientras desde Kiev se intenta a duras penas estabilizar la situación. Los hechos se están desarrollando de manera especialmente dramática en Donetsk, la patria chica del depuesto presidente, Víctor Yanukóvich, en donde un puñado de usurpadores (unos 150 según la Policía), que no representan realmente a nadie, se ha erigido como el 'Consejo Popular' de Donbass, la región de Donetsk, después de asaltar el domingo la sede de la Administración regional.
En el interior del edificio, este autoproclamado órgano declaró ayer la independencia de Donbass, ente territorial que tiene frontera con Rusia, solicitó a Moscú el envío de «tropas de paz» y anunció la celebración de un referéndum para antes del 11 de mayo como el que tuvo lugar en Crimea el pasado 16 de marzo. Es decir, una consulta para decidir sobre la incorporación a Rusia.
«Sólo en Rusia vemos al defensor de nuestra cultura rusa. Únicamente un contingente de paz del Ejército ruso puede mandar una clara señal a la Junta de Kiev, que ha tomado el poder con las armas y derramando la sangre», leyó ante el resto de los amotinados uno de sus representantes. Según sus palabras, «estamos dispuestos a luchar por nuestros ideales, pero sin vuestro apoyo, sin la ayuda de Rusia, no nos será fácil resistir ante la Junta de Kiev». El cabecilla de los asaltantes afirmó que el país «está sumido en una sucesión de acontecimientos catastróficos que nos llevan hacia el colapso económico, la guerra civil y la desintegración (.) la Junta de Kiev ha lanzado acciones represivas contra la población rusófona».
Estos activistas han hecho llamamientos a la población para que acudan a manifestarse en su apoyo y han empezado a levantar barricadas según el ejemplo del Maidán. Todo comenzó el domingo después de una manifestación en la plaza Lenin de la capital de Donbass, en la que participaron unas 2.000 personas. Tras finalizar el acto, un centenar de separatistas asaltaron la Administración regional y la Policía no pudo hacer nada para evitarlo.
El gobernador de Donetsk, Serguéi Taruta, condenó lo sucedido y calificó de «usurpadores» a los atrincherados en su edificio. «Se está llevando a cabo un escenario golpista dirigido a escindir el país», declaró a la prensa. A su juicio, «las decisiones adoptadas son ilegales». El mismo punto de vista defienden la mayor parte de los diputados regionales y los concejales del Ayuntamiento de Donetsk. Ayer hicieron un llamamiento a los insurrectos para que «depongan las armas» e inicien conversaciones.
Mientras tanto, la situación en Járkov continuaba siendo preocupante. Su Administración regional también está en manos de separatistas prorrusos y han levantado barricadas a la entrada del edificio. De momento, se han conformado con exigir a Kiev el establecimiento de un Estado federal y el reconocimiento del ruso como segunda lengua oficial en Ucrania. En Lugansk fue tomado el domingo el cuartel general del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y sus ocupantes, según las autoridades, se han hecho con todas las armas almacenadas en el arsenal. La Policía ha bloqueado los accesos a la ciudad.
Estado de emergencia
El ministro de Exteriores ucraniano, Andréi Deshitsa, dijo a la radio rusa Eco de Moscú que, si Moscú mete sus tropas en la parte este de Ucrania, «se encontrará con una encarnizada resistencia de nuestro Ejército».
La Rada Suprema, el Parlamento ucraniano, debatirá hoy la posibilidad de establecer el estado de emergencia en el este del país y un paquete de leyes para endurecer las penas por separatismo, terrorismo y el uso de armas contra las instituciones del Estado. El presidente en funciones, Alexánder Turchínov, cree que lo que está sucediendo en Donetsk, Járkov y Lugansk constituye «la segunda fase de las operaciones especiales de Rusia contra Ucrania». Turchínov considera que Moscú busca desestabilizar el país, derrocar a sus autoridades, frustrar las elecciones de mayo y «romper Ucrania». El primer ministro, Arseni Yatseniuk, está convencido de que el plan del Kremlin es «crear un pretexto para intervenir militarmente en Ucrania». Pero, advirtió, «no los permitiremos».
El Ministerio de Exteriores ruso emitió ayer un nuevo comunicado instando a Kiev a dejar de ver en Moscú la mano negra que está agitando la presente crisis. La nota asegura que si hubiera habido en su día un diálogo entre Moscú, Kiev y Bruselas sobre las consecuencias del acercamiento de Ucrania a la UE, «es probable que se hubiera podido evitar el caos actual».