Monjes budistas de Kuala Lumpur escriben mensajes de apoyo antes de una misa en honor a los desaparecidos del vuelo. :: AZHAR RAHIM / EFE
MUNDO

El último pitido de las cajas negras

Con las baterías casi agotadas, un barco chino y otro australiano detectan tres posibles señales del vuelo MH370 en distintos lugares del océano Índico

PEKÍN. Actualizado: Guardar
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Llegó la temida fecha. Hoy se cumple un mes de la desaparición del vuelo MH370 de Malasia, que se sospecha se estrelló en aguas del océano Índico a unos 1.700 kilómetros al oeste de Australia. En teoría, estos treinta días marcan el plazo que tienen de vida las baterías de sus cajas negras para emitir una señal submarina que permita su localización. Aunque podrían durar algunas jornadas más, el equipo internacional de búsqueda se afana en el rastreo antes de que se apaguen para siempre. El motivo es bien sencillo: si no se encuentran las cajas negras, es probable que jamás se averigüe por qué el avión de Malaysia Airlines cortó sus transmisiones y se desvió de su ruta a Pekín, volando con un rumbo completamente opuesto, poco después de despegar de Kuala Lumpur el pasado 8 de marzo con 239 personas a bordo.

A contrarreloj, el dispositivo de búsqueda se aferra a tres señales captadas en los tres últimos días que podrían proceder de dichas cajas. Dos de ellas fueron detectadas por el barco chino 'Haixun 01': una el viernes y la otra el sábado, ésta última de 90 segundos y a menos de dos kilómetros de la primera. Ambas fueron recibidas en una frecuencia de 37,5 kilohertzios, que es precisamente a la que transmiten las cajas negras.

Pero, a 555 kilómetros del lugar por donde navega el Haixun 01, el navío australiano 'HMAS Ocean Shield' también captó ayer otra señal similar con un sofisticado sónar estadounidense capaz de rastrear los sonidos a unos 6.000 metros de profundidad.

«Tenemos un evento acústico. El trabajo consiste ahora en determinar su significado. Pero esto no confirma ni niega la presencia del localizador del avión en el fondo del océano», llamó a la calma Angus Houston, el mariscal retirado del Ejército australiano que se encarga de coordinar la búsqueda. A su juicio, la pista detectada por el barco chino es «importante y esperanzadora, pero hay que tomarla con cautela».

Para indagar en ella, el buque británico 'HMS Echo', un navío de investigación oceanográfica dotado con un potente sónar, tiene previsto llegar hoy lunes a la zona rastreada por el 'Haixun 01', que tiene una profundidad de 4.500 metros. Lo mismo hará el 'HMAS Ocean Shield', pero antes explorará el área donde captó esa tercera señal para no dejar ningún cabo suelto.

«Estamos trabajando en aguas muy hondas, un entorno donde a veces se reciben falsas indicaciones», analizó Houston, quien advirtió de que «hay muchos ruidos en el océano y, a veces, el equipamiento acústico puede rebotar, algo parecido a un eco». Pero, según detalló a la agencia Reuters. Anish Patel, presidente de Dukane Seacom, la empresa de Florida fabricante de las cajas negras, «la frecuencia de 37,5 kilohertzios es específica de los localizadores y no se encuentra entre los ruidos que pueden oírse en el océano», por ejemplo de ballenas o delfines.

Casi la mitad de España

Con doce aviones y trece barcos, el dispositivo de búsqueda está peinando tres sectores al sur del océano Indico que, en total, suman unos 217.000 kilómetros cuadrados, casi la mitad de España. A dos horas y media de vuelo de la ciudad australiana de Perth, se trata de un área remota y sometida a adversas condiciones meteorológicas, lo que está entorpeciendo aún más el rastreo. Así lo demuestra el último avistamiento de posibles restos del vuelo MH370 por parte de un avión chino de reconocimiento, que el sábado estaban flotando a unos 90 kilómetros de donde el 'Haixun 01' captó las dos señales, pero aún no se ha podido confirmar que pertenezcan al desaparecido Boeing 777 de Malaysia Airlines.

«Esta es la búsqueda más difícil en la Historia humana, ya que el aparato está en el fondo de un océano muy profundo y el área de rastreo es muy amplia», aseguró en Japón el primer ministro australiano, Tony Abbott, consciente del reto que supone hallar el avión perdido para desentrañar los misterios que rodean al vuelo MH370.

Desesperados tras un mes sin descubrir ni rastro del aparato, algunos familiares de los pasajeros desaparecidos participaron ayer en Kuala Lumpur en una oración colectiva. Pero no por sus almas porque aún no se ha recuperado ningún cadáver, sino para que aparezca el avión.