Manuel Valls se someterá a la confianza del Parlamento
Hollande renuncia a votar por separado el pacto con la patronal criticado por la izquierda del socialismo francés
PARÍS.Actualizado:El nuevo primer ministro francés, el social liberal Manuel Valls, someterá el próximo martes una moción de confianza al Parlamento, una hábil manera de comprometer a los sectores más izquierdistas del socialismo gobernante críticos con su nombramiento. La iniciativa fue la principal decisión adoptada por el primer Consejo de Ministros del Gabinete recién remodelado celebrado ayer bajo la presidencia de François Hollande en el palacio del Elíseo cinco días después del descalabro socialista en las elecciones municipales.
Valls pronunciará un discurso de política general en la sesión de investidura del martes en el que integrará la defensa del pacto sellado con la patronal que debía ser votado aparte por los diputados según había anunciado Hollande en enero. El acuerdo supone una rebaja adicional de 10.000 millones de euros en cotizaciones empresariales que se suman a los 20.000 ya previstos sin que existan contrapartidas obligatorias en materia de creación de empleo a juicio de la izquierda del Partido Socialista.
Hollande y Valls están convencidos de que los parlamentarios díscolos no correrán el riesgo de una votación negativa que no dejaría al jefe del Estado otra opción que una disolución anticipada de la Asamblea Nacional. La mayoría de los diputados socialistas es consciente de que esa eventualidad sería suicida pues existen escasas posibilidades de que resultaran reelegidos a la vista del voto de castigo y de la abstención masiva del electorado izquierdista en las municipales.
El grupo socialista, con 291 de los 577 escaños, dispone por sí solo de la mayoría absoluta en la Cámara Baja y cuenta con el apoyo de los 17 diputados del Partido Radical de Izquierdas, representado en el Gobierno. La espantada gubernamental de los ecologistas, disconformes con la política económica de Hollande, supone un riesgo suplementario que explica las garantías presidenciales adelantadas el lunes sobre la transición energética para limitar la dependencia del petróleo y la energía nuclear. El discurso de Valls completará el esfuerzo de persuasión con la inclusión del nuevo gesto fiscal hacia los hogares más modestos.
Los ocho hombres y otras tantas mujeres que componen uno de los Gabinetes más reducidos de la reciente historia francesa posaron para los fotógrafos con Hollande y Valls en la foto de familia tras el Consejo de Ministros. Conforme al orden protocolario el primer ministro se colocó entre Ségolène Royal y el presidente con lo que evitó la buscada imagen de la ministra de Ecología junto al padre de sus cuatro hijos. En la reunión habían ocupado asientos enfrentados.
Hollande instó a sus ministros a «ir más lejos y más rápido» en las reformas para conseguir resultados de forma más eficaz, con menos leyes y más decisiones que mejoren la vida de los franceses. «Es un Gobierno compacto y coherente con el objetivo de recuperar la confianza», dijo Stépnahe Le Foll, ministro de Agricultura y portavoz del Gabinete.
«Tiene muy buena pinta», observó el titular de Economía, Arnaud Montebourg, quien saludó una «nueva coordinación» así como una «organización metódica y rigurosa en la toma de decisiones». Fue su forma de marcar diferencias con la gestión del anterior primer ministro, Jean-Marc Ayrault, a quien acusaba de dirigir Francia como el Ayuntamiento de Nantes, capital de la que fue alcalde, su única experiencia ejecutiva previa. Como Hollande lo más que había gobernado fue la diputación provincial de Corrèze, el equipo dimisionario pecó de un amateurismo que ahora se pretende corregir con el perfil profesional de pesos pesados de la política.