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fútbol | primera división

El Atlético se sostiene a balón parado

Los rojiblancos sufren en otro pésimo partido, pero siguen enganchados a una inercia ganadora que les acerca al título, gracias a la conexión Koke-Raúl García

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Otra vez con un gol a balón parado, de nuevo en un pésimo partido, con muchísimo sufrimiento y arriesgándose a un empate que le hubiera alejado la pelea por la Liga, pero el Atlético de Madrid continúa líder y muy vivo para aspirar a un título que, a falta de seis jornadas, ya no es una quimera. La estrategia le volvió a funcionar al equipo rojiblanco para sumar su sexta victoria consecutiva en el campeonato y confirmar que aunque no juegue bien, sino muy mal, como ocurrió ante el Villarreal, sigue enganchado a una inercia ganadora que le acerca un poco más a cumplir lo que antes era un sueño. Al igual que Milinko Pantic fue el héroe del 'doblete' en 1996 con unas faltas y saques de esquina decisivos para conquistar la Liga y la Copa, el lanzador de córners que ayuda ahora al Atlético a triunfar y a mantenerse en lo más alto de la tabla se llama Koke, el máximo asistente rojiblanco, cuya conexión con el goleador 'tapado', Raúl García valió para sumar tres puntos más, en otro choque trascendental.

Muy mermado el Atlético por las bajas de Diego Costa, Arda Turan y Gabi, el equipo de Simeone y la afición del Calderón miraban con demasiado recelo este duelo en el que, como se preveía, el Villarreal puso en muchos apuros a los rojiblancos, aunque, también como se esperaba, al conjunto castellonense le faltó remate. Ahí estuvo la gran diferencia en un partido de mucha brega en el centro del campo en el que el Atlético jugó con fuego durante toda la segunda parte. Con demasiado fuego, ya que, fiel a su estilo cuando se adelanta en el marcador, se echó atrás a defender un resultado tan mínimo, permitió jugar y llegar al contrario y, aun con solidez, concedió unas ocasiones que no acabaron en gol porque los visitantes no tuvieron puntería.

Tan feo se puso el encuentro, y no sólo por su pobre nivel, que cuando todavía faltaba media hora para el final, Simeone, que la víspera ya había reclamado participación de la grada, tuvo que reclamar con los brazos en alto y a gritos desde la zona técnica que los aficionados animasen a los jugadores, porque era el momento en el que el Villarreal jugaba con criterio y llegaba, mientras el Atlético estaba agazapado y dejándose llevar peligrosamente. El Atlético juega a cara o cruz para luchar por la Liga y, de momento, la moneda sigue cayendo por el lado deseado. Con el Manzanares y el equipo rojiblanco asustados, tuvo también mérito el Atlético para no estrellarse. El Calderón rezó por el pitido final tras una segunda parte, una más, lamentable de su equipo, en la que la ruleta rusa volvió a sonreír a los colchoneros. Durante todo el segundo tiempo sólo jugó un equipo y se limitó a aguantar el contrario, pero dado el orden defensivo y el sacrificio colectivo de este Atlético, pudo salir airoso y muy crecido. Así es como el Atlético puede ser campeón, porque pese a la agonía, volvió a ganar, como casi siempre con el Cholo, y lo hizo jugando fatal, como recientemente en esta competición, salvo en su grandioso choque de San Mamés.