¿CASUALIDAD?
Actualizado: GuardarTres meses y medio sin ganar a domicilio. Cinco derrotas (ocho en todo el curso) y un pírrico empate. Ridículo tras rídiculo, humillación tras vergüenza. Destitución de Agné. Llega Antonio Calderón y ¡Zas! se gana en una plaza difícil como es La Línea, con merecimiento y mostrando una gran fortaleza mental para remontar el 1-0 inicial.
No creo en estas casualidades. Algo, que es mucho, ha tenido que ocurrir para que un enfermo en coma de pronto se levante y eche a andar. Y mucho más a nivel psicológico que táctico. El nuevo entrenador ha limpiado «los cerebritos» de sus pupilos, ha fulminado los virus de ese disco duro sobrecargado y le ha introducido nuevos archivos repletos de mensajes motivantes, esperanzadores, con los que han recuperado la confianza.
Para eso se mueven los banquillos, para cambiar la dinámica. Y esto Agné no podía hacerlo. Porque el equipo ya estaba viciado, por toda la resaca que dejaba un año largo complicadísimo, y porque no tiene ese carácter motivador. Más allá de motivos tácticos y estratégicos, que pueden ser determinantes entre adversarios igualados, la realidad es que este Cádiz es superior a todos sus rivales en este grupo y no ha impuesto su hegemonía por una simple cuestión de cabeza. Sólo ello puede explicar su doble cara en Carranza y lejos de su estadio.
El 'efecto Calderón' ya ha surtido, redundantemente, su efecto. Ha alcanzado la cuarta plaza. Ahora toca mover otras piezas en esa cabeza para mantenerse, para encarar con humildad los choques ante rivales inferiores y prepararse para el asalto a Cartagena. El club vuelve a tener estabilidad, los jugadores ya han cobrado varias nóminas (no todas), la afición se ha entregado a su equipo. Al fin, se han acabado las excusas, los lamentos, los lloros. Se ha recuperado la confianza. ¿Casualidad? No creo