Interior niega que paramilitares marroquíes detuvieran a inmigrantes en suelo español
El Ejecutivo aduce que los uniformados del país vecinos solo actuaron en el espacio entre vallas de Melilla, que en realidad está en territorio nacional
MADRID / MELILLA.Actualizado:Un vídeo de la ONG Prodein, la más activa en Melilla en defensa de los inmigrantes, vuelve a poner en apuros al Gobierno. Prodein, que ya hizo públicas las primeras imágenes que probaban las devoluciones en caliente de subsharianos en la valla, ha distribuido una grabación y varias fotografías en las que se aprecia que las fuerzas auxiliares marroquíes, de carácter paramilitar, entraron armadas el pasado viernes al espacio entre las vallas para detener a unos 50 africanos que habían quedado atrapados en ese sector sin poder superar el último obstáculo.
Ese grupo pertenecía al asalto masivo de la madrugada del pasado viernes cuando unos 800 inmigrantes trataron de entrar en Melilla, aunque al final solo seis lo consiguieron. Según se aprecia en las imágenes, que corresponden a un tramo de la valla cercano al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes y a la mezquita, decenas de agentes del país vecino, con la aquiescencia y colaboración de la Guardia Civil y de las Unidades de Intervención de la Policía, entraron al espacio entre las vallas después de que las autoridades españolas abrieran una de las puertas por las que se suelen practicar las devoluciones en caliente. Allí, en compañía de los agentes españoles, que también se encontraban en el espacio entre las verjas, fueron descolgando de la valla a los africanos y deteniendo a los que estaban en el suelo, a los que trasladaron de vuelta al territorio marroquí.
Según admiten responsables del Gobierno español, el espacio entre las vallas está construido «íntegramente» en suelo español. Es más, todo el sistema de vallado ha sido alzado a lo largo de los años en territorio nacional ante la negativa de las autoridades de Rabat a construir obstáculos en su suelo. Eso explica que la administración de la valla -y las llaves de las puertas entre ambos países- esté siempre en manos españolas. Estas mismas fuentes reconocen que no hay legalmente ninguna tierra de nadie en Melilla, ya que todos los espacios francos fueron ocupados por Marruecos.
Sin investigación
Y sin embargo, el Ministerio del Interior insistió ayer en que no va a abrir investigación alguna sobre la presencia de esas tropas paramilitares y las detenciones que practicaron porque considera que los inmigrantes no estaban en territorio español y que por lo tanto ni hubo intrusión ni hubo expulsiones en caliente de los extranjeros. Tanto la Delegación del Gobierno como responsables del Ejecutivo central adujeron que los inmigrantes no llegaron a entrar a España porque no superaron «el dispositivo anti-intrusión» de la última valla. Es la misma explicación de la existencia de una suerte de «frontera flexible» que dieron desde el director de la Guardia Civil al ministro del Interior para negar que en la tragedia del Tarajal se produjeran expulsiones en caliente de los inmigrantes que llegaron a la playa porque no pisaron territorio español al no haber superado la barrera de seguridad formada por la Guardia Civil. En la misma línea, el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, defendió que los inmigrantes no estaban en España porque, dijo, para acceder a la ciudad hay que saltar «todos los obstáculos».
La Delegación del Gobierno en Melilla, además, explicó que la «presencia de fuerzas marroquíes entre vallas no es tan inusual, ya que forma parte de la colaboración con un país que tiene estatus de socio preferente de la UE».
Pero el presidente de Prodein, José Palazón, aseguró que las expulsiones en frontera «contrarias a la legislación vigente» se practican desde hace quince años, pero que es la primera vez que «el Gobierno español consiente que militares marroquíes armados entren en suelo español y detengan, con toda impunidad, a inmigrantes» para trasladarlos a territorio alauí.
Diferentes asociaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes denunciaron, además, la violencia y la impunidad con la que actuaron los agentes para repeler el salto.