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Juan José Imbroda en su despacho oficial en Melilla. :: JORGE GUERRERO
ESPAÑA

«Marruecos colabora más que nunca, aunque todavía no todo lo que nos gustaría»

Aboga por renovar los convenios con Rabat para agilizar al máximo la devolución de los inmigrantes que salten las vallas fronterizas Juan José Imbroda Presidente de Melilla

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

Juan José Imbroda (Melilla, 1944), lleva catorce años al frente de la ciudad autónoma de Melilla. Un periodo en el que ha visto muchos saltos de la frontera, tanto con Gobiernos del PP como con los del PSOE. Advierte de que su ciudad está a punto del colapso, con casi 2.000 subsaharianos en el Centro Temporal de Internamiento (CETI).

-¿En qué debe consistir el pacto de Estado que reclaman usted y el presidente de Ceuta ?

-Irremediablemente pasa por una adaptación de la ley de extranjería y por un decidido apoyo a la labor de las fuerzas de seguridad del Estado que trabajan en la frontera. Son ellos los que están aguantando la parte dura del cumplimiento de la ley. También hay que actualizar los acuerdos con Marruecos, sobre todo en lo referente a la devolución de inmigrantes, para que se haga con todas las garantías, pero también en el menos tiempo posible.

-¿Entonces, usted es partidario de las denominadas 'devoluciones en caliente'?

-No, yo soy partidario de que se puedan devolver a los inmigrantes en el menor tiempo posible y, sobre todo, que Marruecos lo acepte. Todo ello con independencia de que se puedan abordar casos puntuales de petición de derecho de asilo en los términos que contempla la ley.

-¿Le preocupa una posible reacción de sus ciudadanos si persiste el problema de los asaltos?

-Mientras los inmigrantes puedan ser atendidos en condiciones, aunque ahora mismo esté saturado el CETI, no habrá problemas. Los melillenses han demostrado con creces sus dotes de solidaridad, pero si en vez de 1.900 inmigrantes que son los que, aproximadamente, están en el CETI, se produjera una avalancha grande, tendríamos un problema grave en la ciudad.

-¿La inmigración es un problema político, policial o una emergencia humanitaria?

-Es una emergencia humanitaria, un verdadero drama humano. Los países de la zona sur del Sáhara son muy pobres y suelen padecer crisis económicas y políticas con mucha frecuencia. Este drama humano, una vez que llega a la frontera de España, a la frontera de la Unión Europea, e intentan violentar a frontera, ya se convierte en otro tipo de problema.

-Marine Le Pen, líder de la ultraderecha en Francia, sostiene que el problema en las fronteras de Ceuta y Melilla se soluciona quitando la sanidad y los servicios sociales gratuitos a los inmigrantes. ¿Comparte usted esa tesis?

-Esas declaraciones son una aberración y yo no las comparto. Nosotros entendemos que el inmigrante está buscando un mundo mejor. Una vez que pisa suelo español, suelo europeo, debemos atenderlos como a cualquier otro ser humano.

El problema, en el origen

-¿Entienden realmente las autoridades de la Comisión Europea la magnitud del problema en Ceuta y Melilla?

-Para ellos no es un problema grave. Esta frontera está muy lejos de Bruselas y no están muy concienciados. El Gobierno español tiene que incidir en concienciar que este no solo es un problema de España, porque el inmigrante que pasa irregularmente a Melilla lo que realmente quiere es irse a Berlín, Roma o París. Lo de la ciudad de Melilla es coyuntural.

-¿A la Unión Europea le pide más dinero o más apoyo técnico?

-Los medios económicos son siempre fundamentales. Hay que intentar paliar el problema en origen. Ir a los países de donde proceden los inmigrantes e intentar contribuir a su desarrollo. Además, hay que regular con esos países lo que debe ser una inmigración legal. Hay que hacerles ver a los potenciales inmigrantes que es mucho más rentable en todos los aspectos acudir a una inmigración ordenada que a una ilegal, que comporta muchos riesgos, entre ellos el de perder la vida, porque tienen que atravesar miles de kilómetros por países muy inestables donde la seguridad brilla por su ausencia.

-¿Marruecos colabora de manera satisfactoria, sobre todo en la persecución de las mafias que tratan con seres humanos?

-Está colaborando más que nunca, aunque todavía no todo lo que nos gustaría a nosotros. El jueves, sin ir más lejos, la Policía marroquí desbarató el intento de llegar a España de manera violenta de otros 2.000 subsaharianos.

-¿Qué medidas disuasorias establecería? ¿Aumentar las vallas sirve de algo?

-El inmigrante debe ver que no compensa violentar la frontera de España. Si esto no lo tiene meridianamente claro da igual lo que se haga porque seguirán para atacar y violentar la frontera. No estamos en contra del inmigrante, pero sí en contra de la inmigración ilegal. No se pueden violentar las fronteras de un país. La colaboración de Marruecos es clave para lograr que sea un problema para inmigrante intentar violentar la frontera.

-¿Sostiene usted que 'efecto llamada' se multiplica cada vez que hay un debate político en España sobre inmigración?

-El 'efecto llamada' está ahí. En el momento que en España aflojamos la guardia, bien con críticas contra cualquier método de defensa legal de las fuerzas de seguridad del Estado o cuando hay debates en los que se pone en evidencia la falta de unidad política sobre inmigración, llamamos al inmigrante, porque es un momento de debilidad que aprovechan las mafias para correr más.