Djokovic anestesia a Nadal
El serbio gana el Masters 1.000 de Miami por 6-3 y 6-3 al balear, que no se encontró cómodo en ningún momento y que fue muy inferior en la final
Actualizado:A día de hoy, Novak Djokovic es más que Rafa Nadal en pista dura. Así lo demostró este domingo en la final del Masters 1.000 de Miami. No hubo color. Justo triunfo por un doble 6-3 ante el número uno del mundo que sufrió ante el serbio, al que no le hizo falta grandes alardes ni espectacularidad. Con un partido táctico, un buen día con el saque y agresividad con su revés y su derecha se bastó para ganar en una hora y 24 minutos. Así, Nadal dijo adiós a uno de los pocos torneos que le faltan en su palmarés. Perdió su cuarta final en Cayo Vizcaíno en un partido en el que no tuvo su día. Una derrota que deja la diferencia entre ambos en la clasificación en 1.920 puntos.
Son ya 40 partidos entre ambos, 40 batallas que dejan poco sitio a la novedad, a la improvisación. Por eso los dos buscaron desde el comienzo la iniciativa. Los dos aspiraban a dominar desde la línea de fondo. Era en definitiva una lucha por la supremacía del tenis mundial focalizada en esa zona de la pista. El ganador en esa parcela sería el vencedor del duelo. Y ahí fue donde desequilibró la balanza el campeón de Miami e Indian Wells.
El choque comenzó con la lógica igualdad que se presupone a un partido entre los dos mejores del mundo. Con la incomodidad del viento, al partido le sobraban errores no forzados y le faltaba más continuidad por ambas partes. Más ritmo, más tiros ganadores. Más tenis. En ese contexto fue Djokovic el que aprovechó su oportunidad. La primera bola de rotura que tuvo la completó y abrió brecha en la primera manga. Se puso 5-2 sin hacer gran cosa. Realmente no hubo grandes diferencias en el primer set que ganó. El serbio apenas hizo un tiro ganador más que el número uno –nueve por los ocho de Nadal- y ambos cometieron los mismos errores no forzados –siete-. Lo que desequilibró el primer set fue el aprovechamiento de las bolas de ‘break’: Djokovic ganó la única que tuvo en el acto inicial, Nadal no.
Los dos estaban lejos de su mejor nivel, de completar uno de esos partidos épicos que han protagonizado. Por eso a nadie le extrañó que el segundo parcial comenzase como terminó el primero: con Nadal reculando en la pista y Djokovic llevando la iniciativa. Así era imposible para el balear, así su rival jugaba sin problemas. El serbio cumplió con su primer objetivo en el segundo acto, romper el servicio de Nadal. Y no fracasó en los siguientes. El de Manacor no le hacía daño. Su derecha era incapaz de morder. No encontraba los paralelos ni soluciones mientras Djokovic le devoraba a base de ángulos y consistencia.
Lo cierto es que el balear no dio ningún aviso serio de que pudiese resucitar, algo desconocido. Ningún gran punto que le reanimase, ningún golpe imposible que propiciase la remontada. Por eso terminó el torneo con una derrota ante un tenista que fue mucho mejor que él. Un Djokovic que sale reforzado de Miami, con su segundo Masters 1.000 del año y 310 puntos menos de diferencia con Nadal en la clasificación de la ATP. Eso sí, se viene la tierra batida: territorio Nadal.