La ‘Pantera’ destrozó a los ‘leones’
El Atlético logró una remontada de campeonato en San Mamés
BILBAO Actualizado: GuardarNo fue el mejor partido de la Liga desde el punto de vista técnico, pero San Mamés deparó una batalla extraordinaria entre dos equipos de gladiadores. Mereció ganar el Atlético, que dio un paso de gigante para poder pelear la Liga hasta el final porque dio la talla en su visita teóricamente más difícil, pero el Athletic se dejó el alma porque no quería volver a hincar la rodilla ante el mismo equipo que le apeó de la Copa. Se adelantaron los leones por medio de Muniain, pero una pantera como Diego Costa les tumbó porque pudo siempre contra los dos centrales. Erró varias opciones de gol pintiparadas pero anotó el del empate en un momento clave y fue un delantero descomunal. Se retiró tocado en el descuento, cuando todo el Botxo aún soñaba con un gol que impidiera la segunda derrota en Liga en la Catedral, donde sólo había sido capaz de ganar el Espanyol.
Marcó pronto Muniain pero el Atlético mostró coraje, gallardía, liderazgo, madurez y carácter de campeón para darle la vuelta al choque. Igual que en los cuartos de final de la Copa del Rey. El partido estuvo por encima del árbitro, que no indicó un penalti como una casa de Laporte sobre Costa, tampoco quiso saber nada de un empujón de Arda a Toquero en el otro área y no indicó una ley de la ventaja de libro cuando el Cebolla se iba solo hacia Iraizoz en la jugada que le costó la expulsión por doble amonestación a Laporte.
Había ganado el Barça el derbi y al Atlético sólo le servía la victoria para mantenerse al frente de la tabla. Quizá por eso jugó desde el arranque más desencorsetado de lo habitual. Suele ser un equipo que defiende bien, junta las líneas y aprovecha el más mínimo error del rival para sorprenderle sobre todo al contragolpe, pero esta vez salió a por todas en San Mamés. Simeone prescindió de Arda y apostó por Sosa. Una muestra inequívoca de que buscaba más el pase largo y la definición en estrategia que el toque sutil y la combinación en el centro del campo. La idea era mirar siempre a Diego Costa en balones largos para que tratase de ganarle la espalda a San José, mucho más lento.
Sin freno
Los de Valverde, que acusaron las bajas de Gurpegui y Herrera, estaban más tranquilos porque el Sevilla acababa de caer en Vigo y, en cualquier caso, se mantenían segundos con un colchón de dos partidos. Son un equipo vistoso al que le gusta más atacar que defender y quizá por eso agradecían ver a un Atlético tan abierto. Le sorprendieron pronto. Yle aplicaron su misma medicina. Balón desde atrás que no pudo controlar Aduriz pero que le llegó a Muniain, que se aprovechó de la salida a destiempo de Courtois, que del descanso pudo encajar un gol parecido al anticipársele Susaeta. Simeone gritó para exigir más intensidad a sus centrales en los saltos con Aduriz.
El primer tiempo se desarrollaba con más emoción que fútbol. Mucha imprecisión pero un buen puñado de ocasiones entre dos equipos que se conocen a la perfección y compiten bien. Pese a abusar de los pelotazos hacia Diego Costa, un portento físico y un chollo para sus centrocampistas porque brega y se ofrece siempre y jamás se arruga, el Atlético fabricó tres internadas claras del brasileño hasta que llegó el merecido empate, tras un grave error en un pase en horizontal de Iturraspe. El nuevo ariete de ‘La Roja’ erró las dos primeras pero en la siguiente no perdonó con ese típico golpeo cruzado y medio mordido con la zurda. En la mejor jugada de ese período, Raúl García erró una ocasión pintiparada. Percutió Costa por el perfil izquierdo, se la dio de taconazo a Filipe Luis y el pase del lateral lo mandó a las nubes el navarro, al que quizá le botó el balón delante. Tuvo tiempo hasta para controlarlo.
El ritmo aumentó aún más tras la reanudación, donde Diego Costa creció más si cabe. Tuvo el 1-2 y poco después De Marcos lanzó a las nubes tras un error de Godín, muy nervioso toda la noche. Koke, un prodigio táctico porque lee los partidos y siempre aparece en el sitio y momento oportunos, inició y culminó de cabeza la jugada que puso en ventaja a los visitantes, que a partir de entonces carecieron del temple suficiente para controlar el balón, el juego el partido. El Athletic se repuso y, a base de arreones, inquietó hasta el final. Courtois, indeciso hasta entonces, hizo una parada que puede valer una Liga a remate de Aduriz.