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Kamryn (izda.), la niña expulsada del colegio en Colorado, con su amiga Delaney. :: R. C.
Sociedad

Solidaridad castigada

Un colegio de EE UU readmite a la niña que expulsó por raparse el pelo al cero en solidaridad de una amiga enferma de cáncer

J. LUIS ÁLVAREZ
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Una niña estadounidense ha tenido que ser readmitida en su colegio después de ser expulsada por cortarse el pelo al cero, en solidaridad con su amiga enferma de cáncer. En el país donde los estudiantes visten de la manera más informal e incluso estrafalaria, Kamryn Renfro, de 9 años, ha visto cómo la mandaban a casa sólo por mostrar su amistad y cariño a su amiga Delaney Clements, de 11.

A los responsables de la escuela Caprock Academy, en la localidad de Grand Junction, Colorado, no les tembló el pulso para echar a Kamryn, bajo la excusa de que raparse la cabeza es motivo de distracción entre los otros chicos de la clase.

Los implacables jefes de estudios no preguntaron a la pequeña por qué o para qué lo hizo, pero actuó siempre con el consentimiento de sus padres. A la niña le dijeron que sólo podría volver a clase cuando le creciera el pelo o, en su caso, se pusiera una peluca. Añadieron que las normas internas, que prohíben teñirse la cabellera durante el curso, están destinadas a «promover la seguridad, la uniformidad y un entorno sin distracciones para los estudiantes de la escuela».

El asunto levantó una importante polémica en la tranquila localidad del medio oeste, al saberse que la niña lo único que quería era apoyar a su amiga, que perdió la melena a consecuencia de las reiteradas sesiones de quimioterapia para luchar contra el neuroblastoma que padece. La noticia saltó de las páginas estatales a las de la prensa nacional. Esta presión parece que hizo recapacitar al centro, que al final, se avino a escuchar a los padres de la pequeña. De esta manera, y reiterando que siempre estaran «vigilantes de la buena presencia de sus alumnos», tuvieron que readmitir a Kamryn. La pequeña ya ha dicho que piensa continuar cortándose el pelo al cero hasta que su amiga lo recupere por completo.

Pese a ser un caso muy extremo, en España los responsables de los colegios aseguran que cada día tiene «más difícil hacer que las normas más simples del vestuario y de urbanidad sean cumplidas por los alumnos». Ya no hay casi límites para que un niño o una niña de 10 años se haga un agujero en la nariz o la ceja, con permiso o sin él, para ponerse un pendiente o que un tatuaje le cubra su pierna. Para evitar estridencias, muchos colegios han optado por el uniforme -jersey polo y pantalón o falda-. En todo caso, según reconocen, «ahora hay que obligar a que las niñas no se suban la falda del uniforme más de lo debido o que el pantalón de los chavales no deje a la vista los calzoncillos». Lo de las melenas y los rapados es harina de otro costal.