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Las dudas vuelven a Malasia
El Gobierno chino y los familiares de los pasajeros del avión desaparecido exigen pruebas de que se estrelló en el Índico
Actualizado: Guardar«No nos lo queremos creer. Seguimos esperando la verdad». Así de contundente reflejaba ayer el principal portal de noticias de China, Sina, el sentir de los familiares de los pasajeros que volaban a bordo del Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines que desapareció el pasado día 8. El lunes, tanto la aerolínea como el Gobierno malasio aseguraron que el avión se estrelló en el océano Índico, pero los familiares se preguntan cómo pueden hacer tal afirmación sin tener ni un solo objeto del avión en sus manos. Sobre todo porque, además, han sido ellos quienes hasta ahora se habían dedicado a desmentir todos los indicios que llegaban sobre la desaparición del aparato, y quienes pedían extremar la cautela para evitar caer en conclusiones erróneas.
Así, la teoría de una conspiración gana adeptos a pesar de que el primer ministro de Malasia, Najib Razak, aseguró ayer en el Parlamento de su país que no tiene ninguna intención de ocultar información sobre el caso. Desafortunadamente para él, entre la población china, a la que pertenecían 153 de los 229 pasajeros, Razak ya no tiene ninguna credibilidad y muchos creen que encubre algo turbio. Por eso, cientos de allegados de los pasajeros, en una inusual muestra de rabia y de dolor, decidieron ayer manifestarse durante dos horas ante la Embajada de Malasia en Pekín. En sus pancartas criticaban a la aerolínea -«¡Malaysia Airlines, nos debes una explicación!»- y al Gobierno -«¡Malasia es un país corrupto!»-.
Varios de los manifestantes consiguieron traspasar el primer cordón policial y entrar en el complejo de la legación diplomática, pero policías antidisturbios les impidieron la entrada al edificio. «El embajador prometió venir a nuestro hotel para darnos explicaciones, pero no lo ha hecho. Por eso venimos nosotros a verle», razonaba con la prensa el padre de uno de los pasajeros. Consiguieron la promesa de que hoy se les darán más explicaciones.
El Gobierno chino comparte con sus ciudadanos la indignación por la forma en la que Malasia está gestionando la crisis y se suma a la demanda de información. Pekín exigió ayer a Kuala Lumpur que envíe los datos del satélite que Inmarsat ha utilizado para determinar que el avión se estrelló. Esa empresa británica, de momento, sólo ha añadido que ha llegado a esa conclusión después de haber analizado el efecto Doppler del rebote que efectuaron en el avión las señales que emiten los satélites, llamadas 'ping'. Y reconoce que, además de ser una fórmula completamente nueva para dar con un objeto de las características de un avión, no es en absoluto precisa.
«Es increíble que, en el siglo XXI, los aviones comerciales todavía no estén obligados a llevar dispositivos que envíen automáticamente datos sobre su velocidad y su ubicación», sentenció Chris McLaughlin, vicepresidente de Inmarsat. «La tecnología no sólo lo permite ya, también es barata: costaría menos de un dólar a la hora», apuntó antes de recalcar que ya han pasado cinco años desde el accidente que sufrió, en condiciones similares, un Airbus A-330 de Air France. Sin esos sistemas, la localización del MH370 puede resultar imposible. «No es como buscar una aguja en un pajar, todavía estamos buscando el pajar», apostilló el jefe del Ejército de Australia, Mark Binskin.
Búsqueda interrumpida
Y ni siquiera eso, porque ayer el mal tiempo impidió que continuaran las labores de localización y rescate que se llevan a cabo en la zona meridional del Océano Índico en la que se han avistado varios objetos flotantes. Pero las baterías de las cajas negras, que sirven para emitir señales de radio que facilitan su localización, se agotan. Hoy les quedan doce días de vida.
Malaysia Airlines anunció ayer que no va a esperar para indemnizar a las familias y avanzó que pretende pagar 5.000 dólares (3.700 euros) a los familiares de cada pasajero. También informó de que cada familia recibe el apoyo de dos psicólogos, y de que la compañía está cuidando de unas 900 personas. «Hasta cinco familiares por cada pasajero están alojados a cargo de la empresa, y reciben dietas y el transporte necesario. Esos cuidados continuarán», avanzó la aerolínea.
Ya hay quienes consideran que los gastos a los que se enfrenta van a ser la puntilla que le faltaba a Malaysia Airlines para declarar la bancarrota, y que el vuelo MH370 podría suponer su fin. También la industria turística del país del sudeste asiático está sufriendo. Tres cuartas partes de los chinos encuestados ayer por Sina reconocieron que el caso del Boeing 777 ha hecho que no tengan ninguna intención de visitar Malasia, un país que ha invertido grandes sumas de dinero para atraer a la población china.