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ESPAÑA

Deshielo político en la capilla ardiente

Los tres expresidentes vivos de la democracia se unen, de manera excepcional, para rendir honores a la figura de Adolfo Suárez

P. DE LAS HERAS
MADRID.Actualizado:

La muerte de Suárez, y concretamente el homenaje que a lo largo de todo el día de ayer se le rindió en el Congreso, hizo posible algo excepcional: una imagen de todos los presidentes vivos de la democracia juntos. La última vez, y es posible que la única, en que Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero concidieron en un acto público fue en 2011, a propuesta del Rey, el día que entregó el Toisón de Oro, la máxima condecoración de la Corona, al entonces presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy.

El espíritu de concordia al que tanto se ha recurrido estos días ha quedado así plasmado en la capilla ardiente con la que se ha despedido al hombre encargado de desbrozar el camino a la democracia a la muerte del dictador Franco. La relación entre Aznar y González, Zapatero y Aznar e incluso González y Zapatero nunca ha sido excesivamente fluida y en algunos casos puede calificarse incluso de tensa y complicada. Sin embargo, ayer se les pudo ver distendidos y relajados. Algo que no fue posible, por ejemplo, en la despedida a Leopoldo Calvo Sotelo.

No fue momento, tampoco, para grandes charlas. Juntos esperaron a los pies de la Puerta de los Leones el féretro en el que llegaron los restos de Súarez y juntos se sentaron, después de rendirle honores, en la capilla habilitada en el salón de los Pasos Perdidos de la Cámara baja. Fue allí donde cruzaron algunas palabras. Nada de alta política. «Se han estado preguntando por los nietos», explicó Zapatero en La Sexta sobre la charla de sus antecesores.

Aznar, siempre más grave, defendió también en una entrevista posterior que es «normal» que quienes han ocupado la Jefatura del Ejecutivo en distintos momentos de la democracia coincidan. E incluso afirmó que sería bueno que sean conscientes de que tienen una «responsabilidad institucional» que han de cuidar con «cierta dedicación y cierto esmero». Es probable, no obstante, que González, Aznar y Zapatero tengan distintas formas de entender en qué consiste su papel como expresidentes.

A lo largo del último año, el presidente de honor del PP ha hecho oír su voz, como aldabonazo a las conciencias de los suyos, en varias ocasiones. La última, en la recepción del 12 de octubre en el Palacio Real, a la que llevaba años sin asistir. Con el debate sobre la independencia de Cataluña en uno de sus momentos álgidos, consideró, según él mismo dijo, que debía «defender la democracia, la unidad nacional y la Monarquía constitucional».

González ejerce de 'sabio' del PSOE. Y Zapatero, de momento, ha optado por la discreción.