Siete décadas lejos de casa
El Centro de Arte Hernie Onstad de Noruega devuelve a sus propietarios un Matisse robado por los nazis durante la guerra
Actualizado:Han pasado 68 años desde el final de la Segunda Guerra Mundial y todavía continúan apareciendo tesoros que en su día fueron robados por los nazis durante su invasión de Europa. El último es un cuadro del pintor francés Henri Matisse, valorado nada menos que en uno 12 millones de euros. Las tropas de Hitler, su oficiales y los mandos del III Reich arramblaron con todo lo valioso que encontraron en los países que ocuparon. Junto a pinacotecas y museos estatales, los más perjudicados por este expolio bélico fueron los coleccionistas privados y las familias potentadas, que vieron como los invasores les robaban sus tesoros. De poco les sirvió protestar, porque cuando no les mandaban a campos de concentración iban a centros de exterminio si tenían ascendencia judía.
De esta manera, los nazis se hicieron con el cuadro 'Perfil azul delante de la chimenea', pintado por Matisse en 1937. La obra fue confiscada, junto a otras 162 piezas, al conocido marchante de arte francés Paul Rosenberg, en 1941. Embalado junto a otras objetos de arte, este cuadro del genial artista galo viajó a Berlín oportunamente custodiado en un tren militar. En la capital del Reich el cuadro fue entregado al máximo responsable de la Luftwaffe (aviación militar), el mariscal Hermann Goering, que no lo pudo disfrutar mucho tiempo dada la caída del régimen y el final de la guerra.
Posteriormente, el cuadro acabó en manos del marchante de arte alemán Gustav Rochlitz, dueño de una galería ubicada en París. En la capital del Sena pasó a formar parte del patrimonio de la sala de exposiciones Pétridès. En 1950, 'Perfil azul delante de la chimenea' fue comprado por el armador noruego Niels Onstad a otro corredor de arte parisino.
Hasta ayer, el cuadro de Matisse era una de las obras maestras que exponía el Centro de Arte Henie Onstad, creado en los años 1960 cerca de Oslo. Allí pasó desapercibido hasta que en 2012 los descendientes de Rosenberg lo descubrieron en una exposición celebrada en el Centro Georges Pompidou de París. Estos solicitaron inmediatamente al museo noruego su devolución, que fue confirmada ayer por el representante legal de la familia Rosenberg, Christopher A. Marinello, y la directora del Centro de Arte Henie Onstad, Tone Hansen.
Los cuadros bien conocidos son difíciles de esconder, al igual que las esculturas o los jarrones pero todavía faltan muchas piezas artísticas sustraídas durante la guerra, patrimonio de las grandes fortunas europeas. Entre otros objetos hay relojes de época, tapices, adornos y toneladas de joyas. No es raro, por tanto, que sigan apareciendo tesoros.