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José Manuel García Gil, Teófila Martínez, Manuel Obregón y José Antonio de Ory, ayer, en Cádiz. :: F. JIMÉNEZ
Sociedad

Costa Rica y las sorpresas de su poesía

El Festival Iberoamericano rinde tributo a la literatura del país centroamericano

R. VÁZQUEZ LA VOZ
CÁDIZ. CÁDIZ.Actualizado:

«Los ticos -por los costarricenses- son calladitos, pero llenos de sorpresas», escribió en alguna ocasión Julio Cortázar. El también autor José Manuel García Gil utilizó ayer esta frase para dar explicación a su antología 'Cuentos del paraíso desconocido' (Calembé) que reunió hace unos años para continuar y volver a perpetuar la relación entre Cádiz y Costa Rica y su literatura. El precedente, el germen de la conexión, es casi centenario. En la década de los 20, Eduardo de Ory, padre de Carlos Edmundo, publicó otro recopilatorio, 'Los mejores poetas de Costa Rica', del que hace apenas seis meses se publicó una edición facsimilar, con prólogo del ministro de Cultura del país centroamericano, Manuel Obregón.

Ayer, la Casa de Iberoamérica, en el marco del I Festival de Poesía que organiza la Fundación Carlos Edmundo de Ory en colaboración con el Ayuntamiento de Cádiz, reunió a las personas y las obras que nos hablan de este poco conocido nexo literario. Los propios García Gil y Obregón, además del escritor y diplomático en la UNESCO, José Antonio de Ory, nieto de Eduardo y sobrino de Carlos. Fueron los encargados, junto a la alcaldesa, Teófila Martínez, de rendir homenaje a las voces del país americano en uno de los actos principales del citado festival. «Es una satisfacción como patrón que se rinda un tributo a Eduardo de Ory, poeta gaditano y americano», comentó el también patrono de la Fundación Carlos Edmundo de Ory.

Sobre el trabajo de su abuelo, el escritor manifestó la complejidad de actualizar, en el primer tercio del siglo XX, la obra de los poetas de un país tan lejano. La historia de la creación del fascímil se remonta a la Cumbre Iberoamericana de Estados que se celebró hace un año y medio en Cádiz. «Hablé del libro de mi abuelo a María Salvadora Ortiz y ella nos puso en contacto con el ministro. Se cerraba así este santo bucle entre la cultura gaditana y la costarricense», apuntó el sobrino de Carlos Edmundo de Ory. «Es un libro para leer con calma, la poesía habla por sí sola», sentenció el ministro Manuel Obregón.

Una «guía útil»

De aquel primer libro de Ory, que durante muchos años apenas estuvo en circulación, a otra obra reciente, aunque igual de reveladora. Porque, como destacó García Gil, «ellos no necesitaban una antología realizada por un español, sino una oportunidad para abrirse, para explicar cuáles son sus mundos imaginarios». Calembé editó en 2008 los 'Cuentos del paraíso desconocido', una selección, «en base a su calidad y representatividad», de la creación de 14 cuentistas costarricenses, la mayoría nacida a partir de la década de los 50. Con su reunión, García Gil cerraba otro círculo, el de su propio descubrimiento. «Me sedujo la idea de que no hubiese mucho conocimiento de la literatura de Costa Rica, entre otras cosas porque el país es un 'rara avis' dentro del continente. No tenía relación con la literatura latinoamericana, así como una escasa huella colonial», contó el escritor ayer en este homenaje que coincidía con el Día Internacional de la Poesía.

«Pensaba que allá sólo se escribía cuadro de costumbre, pero enseguida me di cuenta de que no, de que había muy buenos escritores y que se hacía un cuento diverso que se alejaba del realismo mágico y de la cultura indigenista. Que se escribe una literatura que bien podía ser de España o Nueva Zelanda», continuó García Gil, que insistió en la idea de que su libro constituye una «guía útil» para conocer a los mejores narradores costarricenses de los últimos 30 años.

También habló de la conexión con aquella antología poética de Ory. «La relación entre las dos obras no es casual, sino causal. Es prueba de la creencia de la unidad y continuidad de la literatura de nuestra lengua. Pero para que eso se dé es necesario la lectura y la familiaridad entre los escritores», comentó el autor de 'Cuentos del paraíso desconocido'.

Las letras de Costa Rica por la mañana, pero la jornada del viernes del Festival Iberoamericano de Poesía puso el acento también en los autores cubanos, con una mesa redonda en la que participaron Manuel Díaz Martínez y José Pérez Olivares para hablar sobre la literatura de la disidencia, así como en la poesía argentina, en una cita que contó con la presencia de Noni Benegas y Marcos Ricardo Barnatán.

El I Festival Iberoamericano de Poesía, que organiza la Fundación Carlos Edmundo Ory, tiene como país invitado a Costa Rica. Por eso, además de las presentaciones de ayer en la Casa Iberoamérica, hoy el Parque Genovés acoge la inauguración de la instalación sonora 'Árboles parlantes: Voces de Costa Rica'. La instalación sonora está producida por el Otoño Cultural Iberoamericano de la Fundación Caja Rural del Sur, con la colaboración de la Fundación Carlos Edmundo de Ory y el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica. Las voces de los cinco árboles parlantes representan a cinco poetas contemporáneos de Costa Rica seleccionados por su Ministerio de Cultura y podrá disfrutar hasta el próximo domingo 6 de abril. Intervendrán en la presentación la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, el ministro de Cultura de Costa Rica, Manuel Obregón, la presidenta del Patronato de la Fundación Carlos Edmundo de Ory, Laura Lacheroy, y Jaime de Vicente, de la Fundación Caja Rural del Sur.

El último día del Festival, que durante tres días ha contado con la presencia y participación de un nutrido plantel de escritores y artistas de España e Hispanoamérica, acogerá además otras actividades. Por la mañana, taller de poesía para niños a cargo de Pepe Maestro; a las 18 horas se celebrará la mesa redonda 'El surrealismo y sus derivas: Argentina, Chile, España'. Habrá también un recital de clausura en el que intervendrán los poetas Felipe Benítez Reyes, José Ramón Ripoll, Violeta Medina y Joaquín Pérez Azaústre.