Golpe a los favoritos de Putin
Las sanciones de EE UU y la UE por la ofensiva militar alcanzan a empresarios, banqueros y asesores del círculo íntimo del presidente
SIMFERÓPOL.Actualizado:Las medidas adoptadas por Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia por la anexión de Crimea afectan a un amplio círculo de personalidades. Los sancionados son prácticamente los mismos, responsables y funcionarios implicados directamente en las decisiones que afectan a la península, altos cargos del Estado ruso y gentes estrechamente vinculadas al presidente Vladímir Putin.
Las medidas punitivas golpean a numerosos asesores de Putin, entre ellos Yuri Ushakov, quien esta semana consideró un «sarcasmo» las sanciones de la Casa Blanca; a diputados como Elena Mizúlina, artífice de la normativa para la anexión de territorios extranjeros; y a importantes banqueros como los hermanos Borís y Arkadi Rotenberg -compañeros de judo del líder del Kremlin- o el empresario Guennadi Tímchenko, fundador del gigante energético Gunvor. Todos ellos amigos de Putin, algunos desde los años 90, y vinculados a jugosos macroproyectos como los recientes Juegos de Invierno de Sochi.
La lista negra reconoce el decisivo papel que en la anexión de Crimea jugaron las dos cámaras del Parlamento ruso en las figuras de sus presidentes, Serguéi Narishkin (Duma a Cámara Baja) y Valentina Matviyenko (Consejo de la Federación o Senado). Pero los cinco personajes que mejor representan la naturaleza del régimen de Putin y no podían escapar a las represalias de Occidente son el ideólogo del Kremlin, Vladislav Surkov; el viceprimer ministro Dmitri Rogozin; el asesor económico del presidente, Serguéi Gláziev; el banquero de Putin, Yuri Kovalchuk; y el propagandista número uno del reino, el periodista Dmitri Kiseliov.
A Surkov, el 'cardenal gris' del Kremlin, se le atribuye la política aplicada por Putin de vaciar completamente el Parlamento de partidos opositores, crear la organización juvenil fascistoide 'Nashi' (Los nuestros) y acuñar los términos «democracia dirigida» y «democracia soberana», eufemismos para ocultar el verdadero carácter autoritario del régimen. Cayó transitoriamente en desgracia en diciembre de 2011 cuando, tras la manipulación de las elecciones legislativas, las calles de Moscú, por primera vez en décadas, se llenaron de manifestantes exigiendo la marcha de Putin. El presidente ruso recuperó a Surkov el pasado septiembre, después de tenerle año y medio deambulando en el Gobierno.
Rogozin, que se felicita de que las sanciones le conceden «por fin notoriedad internacional», lideró la ultranacionalista 'Ródina' (Patria) y, en 2005, durante una campaña municipal, protagonizó un colosal escándalo por un vídeo que llamaba a «limpiar Moscú» de chechenos y otros ciudadanos del Cáucaso Norte. La justicia rusa consideró «xenófoba» su proclama y forzó la retirada de su lista de los comicios. Tras aquel revés, Rogozin se dedicó a atacar a la Alianza Atlántica, a la que considera «el principal enemigo de Rusia». No fue obstáculo para que Putin lo nombrara en 2008 representante ante la OTAN. El viceprimer ministro, que entre otras lenguas habla español, se declara tranquilo ante las sanciones. «No tengo bienes fuera de Rusia ni interés en viajar a Europa o EE UU», resume. La oposición le atribuye propiedades en Canadá.
Sin tarjetas para el cajero
A Serguéi Gláziev se le consideraba un liberal cuando fue ministro en la época de Borís Yeltsin. Fue candidato a las presidenciales de 2004, en las que obtuvo sólo el 4,1% de los votos. El ganador de aquellas elecciones fue Putin, que lo llamó a su servicio cuatro años más tarde y lo convirtió en asesor en 2012. Cuando, el pasado diciembre, comenzaron las manifestaciones en el Maidán de Kiev contra el ahora depuesto presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, Gláziev aconsejó la fuerza contra las protestas. Según su opinión, Ucrania se encontraba «al borde del abismo». Ahora el consejero presidencial cree que el país vecino se convertirá pronto en un Estado fallido.
A Kovalchuk, multimillonario y principal accionista del banco Rossía, se le considera amigo personal de Putin desde la primera hora. En su entidad operan la inmensa mayoría de los altos funcionarios rusos y ahora, estimulado por las sanciones, hasta el líder del Kremlin abrirá una cuenta. Y eso que los clientes del Rossía ya no pueden utilizar sus tarjetas Visa y Mastercard para obtener dinero en los cajeros. La revista 'Forbes' calcula que la fortuna de Kovalchuk supera los 1.000 millones de euros. Es además propietario de aseguradoras, canales de televisión y de una operadora de telefonía móvil.
Entre todos los sancionados, Dmitri Kiseliov es tal vez el más escandaloso. «Rusia convertirá EE UU en ceniza nuclear», dijo esta semana. Hasta finales de año fue subdirector del canal público 'Rossía', donde se servía del programa 'Vesti Nedeli' (Noticias de la semana) para lanzar proclamas contra los homosexuales. El 9 de diciembre, tras disolver la agencia Ria-Nóvosti, Putin lo puso al frente de 'Rusia Hoy' porque «los medios estatales deben estar dirigidos por patriotas».