Una tableta permite ver las estancias de la casa Batlló tal y como eran hace cien años. :: JÚLIA TALARN / EFE
Sociedad

Gaudí visto en 3D

Los visitantes de la Casa Batlló de Barcelona podrán, gracias a una videoguía, descifrar la simbología oculta en la obra del arquitecto

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La Casa Batlló, una de las obras más representativas del universo de Gaudí, es mucho más que una fachada, admirada todos los días por miles de turistas, cámara de fotos en mano. Aunque el exterior del edificio, conocido también como el de los huesos, la casa de las máscaras, de los bostezos o del dragón, es lo más vistoso y lo que ha dado fama al monumento, por su doble simbología, por un lado carnavalesca y por otro sobre la leyenda de san Jorge, el interior del inmueble esconde una gran cantidad de secretos, que hasta la fecha estaban ocultos para el visitante.

Y es que el inmueble, antes de ser una obra de arte declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue un domicilio particular. Sus primeros moradores fueron la familia Batlló, Josep Batlló Casanovas y Amàlia Godó Belaunzarán. Industriales textiles que encargaron a Gaudí la reforma total del edificio en 1904. El interior está hoy en día vacío, y se pueden ver las estancias de la casa, pero para que el visitante pueda ver cómo era y cómo estaba decorada en el primer tercio del siglo XX, los actuales dueños, que la restauraron y la abrieron comercialmente al público en los años 90, han lanzado un dispositivo, una videoguía con realidad aumentada que se entrega a cada visitante con su entrada y que permite ver animaciones en 3D.

Así, cuando uno está en la planta principal donde vivían los Batlló, ve in situ la estancia, vacía, pero con sus puertas, columnas y ventanas, y con la tableta (disponible gratis con la entrada que cuesta 21 euros para adultos) ve el mobiliario que tenía la casa y que también diseñó Gaudí. Todo, desde las sillas, espejos, mesas, armarios, sofás, camas, barandillas, lámparas, alfombras y hasta un altar, dedicado a la Sagrada Familia. Este material se ha perdido a lo largo de los años, o se ha vendido o algunas piezas están en museos, pero la videoguía lo sitúa en cada habitación. Se trata de una visita real y a la vez virtual. Se ve la chimenea, que era una gran seta; la calefacción, que representaba un pez; las claraboyas, que son enormes tortugas, o las cristaleras, que transportan al mar Mediterráneo. El recorrido ayuda a descifrar mejor la simbología del arquitecto, que no dejaba nada al azar. Por ejemplo, las ventilaciones de la casa pueden representar las branquias de un pez y la escalera interior es la espina dorsal de un dragón (el de la leyenda de san Jorge), de tal manera que el conjunto cobra vida y es una alegoría de la naturaleza.

Se trata de ver la casa tal y como la concibió Gaudí y como estaba antes de 1940. Tras la muerte de Amalia Godó, la casa pasó a manos de sus hijos y al final acabó en manos la familia Bernat, fundadora de Chupa Chups.