Una provincia que sueña la unidad
El discurso central del 19 de marzo en Jerez fue un canto a la colaboración entre municipios y comarcas que necesita un respaldo práctico, real y cotidiano
Actualizado: GuardarLa celebración del Día de la Provincia en La Atalaya jerezana fue una ocasión para reconocer el indiscutible protagonismo, pese a las graves dificultades de gestión heredadas, de la ciudad gaditana más poblada. Además, tiene motivos históricos y vinateros, promocionales e institucionales, para ser el centro de todas las miradas, como tantas veces le sucede en Andalucía. Pero más allá del oropel de la ceremonia, este acto y esta jornada suponen una oportunidad para la reflexión colectiva. Cádiz tiene mucho por lo que preocuparse y para lo que trabajar como el espacio común de más de un millón de personas. Sus peculiaridades geográficas la han convertido en una provincia peculiar, con tres ejes de similar peso que deben encontrar la forma de convivir para enriquecerse unos a otros, en vez de competir y obstaculizarse. Faltan infraestructuras, falta industria y tejido productivo pero sobre todo hay una lacerante falta de empleo que la pone a la cola de todos los indicadores sociales.
Por eso, aunque la alcaldesa de Jerez se mostrase agradecida y orgullosa, de forma legítima, como anfitriona del Día de la Provincia, sus palabras quedarán en un hermoso discurso más si no sirven de proclama para enfrentar las adversidades. «Ésta tiene que ser una provincia unida, alejada de localismos absurdos», dijo y es difícil quitarle la razón pero falta tomar las medidas que conviertan ese canto a la colaboración entre municipios y comarcas en una realidad práctica y cotidiana. Falta que los gaditanos de todas las zonas se lo crean y, con sus representantes al frente, encuentren objetivos comunes por los que luchar de forma coordinada. Hasta ahora, ha sido poco más que un bonito deseo.