Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Artículos

Decíamos ayer

JOSÉ LANDI
Actualizado:

El espanto de las imágenes y el sobresalto de los titulares traslada al que mira, de un golpe, años atrás. Cuando estaba en el salón, con los abuelos. O en una reunión familiar, en presencia de algún tío enterado, de algún cuñado mitinero. O, ya chaval, en el bar, en mitad del debate de los parroquianos mayores. Y saltaban frases que le parecían tan simples que alguien las rechazaba según llegaban, antes de que tocaran el suelo.

La realidad no puede ser tan tonta y tan maniquea, tan flaca de matices y excepciones, te decías. Además, siempre había un intelectual en minoría, siempre los hubo. Alguien leído, viajado, vivido y algo desaseado para descalificar la sentencia con una mueca de asco y fastidio, de superioridad racional. «Eso cómo va a ser». «Pura demagogia» decía el presunto culto y tú le creías. Los otros eran los descamisados, los obtusos.

Pero por pura repetición se quedaban las frases brutas en la memoria, aunque fueran ideas descartadas, descartables. Estos días no dejas de recordarlas. Con todos sus autores muertos y enterrados, resulta que algo tenían. Como los refranes, eran pereza manida y reiterativa pero basadas en hechos reales.

En esos foros zafios escuchabas «que vienen los rusos, que no tienen remedio» y te reías sin miedo. Nunca vendrán. Oías «no se le pueden poner puertas al hambre, un día los negros echarán a correr y a ver quién los para». O, ya a finales, o principios de siglo, otro clásico: «Alguna vez, los alemanes se cansarán de mandar dinero para que aquí se lo metan cuatro listos en el bolsillo». Otras tenían tintes proféticos: «Esos nunca se han ido. Están ahí, esperando su oportunidad» y te da un vuelco el corazón al ver la infame ley aprobada, al leer que celebran con paella la intentona golpista en un cuartel. Ni Berlanga. Y desde siempre, aquello de «esos no quieren ser españoles y un día se irán». O la ineludible versión local: «Cádiz está muerto, aquí no queda dónde trabajar». Sin olvidar el superéxito «son todos iguales, están ahí para mangar, colocar a los suyos y forrarse». Pura demagogia, exageración, memez, simplismo y lugar común. Todo parcial, todo falso y manipulado. E intacto, 20 años después.