Otro golpe al puerto de Cádiz
La actividad aduanera en el muelle gaditano ha sufrido un golpe histórico que ha pasado casi desapercibido pero supone otro retroceso en la actividad del primer mayor pulmón de actividad
Actualizado: GuardarSi un observador neutral, distanciado, analizara cada uno de los últimos episodios que han desestabilizado la delicada salud del puerto de Cádiz durante los últimos meses, podría deducir que ninguno de ellos ha sido de una gravedad capital y definitoria. Es cierto. Las dificultades de los muelles gaditanos, los cambios que han cercenado su pujanza son una constante histórica desde los tiempos de las Indias. Sin embargo, los ataques, las limitaciones que se han acumulado en las últimas etapas, sumados, sí que suponen una gran amenaza para el que todavía es el mayor pulmón de la economía gaditana. A la pérdida de líneas, a las incógnitas sobre la financiación de la ampliación de la terminal de contenedores, a las dificultades con distintas inspecciones se une ahora el cambio en la política aduanera con Canarias. El Gobierno ha anunciado que simplifica los límites hasta el punto de que unos 85 trabajadores corren serio peligro porque su actividad, en la práctica, desaparece casi de forma absoluta e irreversible. El tráfico de mercancías con el archipiélago es la base fundamental de varias empresas y al menos siete verán gravemente mermado su volumen de trabajo habitual. Aunque varias de estas compañías confirman que su rentabilidad sobrevivirá sin dificultades, nadie duda de que puede ser el principio de otra grave vía de agua en la línea de flotación del puerto. Y, sobre todo, nadie pone en cuestión que se viene a sumar a un listado de malas noticias que empieza a ser preocupante.