Entre el fervor ruso y el bolsillo
Las autoridades de Crimea defienden las ventajas económicas de convertirse en el sujeto 84 de la federación
SINFERÓPOL.Actualizado:La carrera hacia la anexión de Crimea a la Federación Rusa llega a su final y trae consigo las imágenes de colas ante los bancos públicos. Después de agitar el pasado para reactivar el fervor soviético, las autoridades locales, de la mano de Moscú, intensifican la campaña publicitaria para mostrar a los ciudadanos las ventajas de ser el sujeto 84 de la federación e intentar calmar la situación. «Todo es confuso y vivimos días de incertidumbre, pero confiamos en que Rusia devuelva la estabilidad a nuestra economía», confiesa Natalia Alekseivna mientras espera en la cola del Banco Privat de la calle Karl Marx. A diferencia del resto del país, en la península del Mar Negro se conservan los nombres de las calles y parques de la antigua URSS.
Simferópol mira al Kremlin a la espera de que los rublos comiencen a llover sobre Crimea. Moscú sabe lo importante que serán los primeros meses y que no resultará sencillo sustituir a Ucrania de la noche a la mañana, por eso ha puesto en marcha las obras del puente en Kerch que unirá la península con Rusia y facilitará la llegada de mercancías, aunque el proyecto llevará años. Los ciudadanos temen que Ucrania corte los servicios de agua y electricidad, pero tienen al menos garantizado el gas gracias a la compañía Chernomorneftegaz, que las autoridades regionales piensan nacionalizar en primer lugar.
El primer ministro de la república, Serguéi Aksionov, insiste en que piensa nacionalizar todos los recursos del subsuelo y tranquiliza a los dos millones de ciudadanos asegurando que Ucrania no puede suspender los suministros de combustibles ya que la península no tiene deudas por concepto de energía. El dirigente separatista es favorable a la posibilidad de que el rublo y la grivnia coexistan durante un tiempo antes de que la moneda rusa se convierta se convierta en única.
Pensionistas y funcionarios esperan que sus sueldos se equiparen a los que ofrece Moscú, pero entre los empresarios locales hay muchas dudas debido al cambio de legislación que supone la entrada a Rusia, sobre en las operaciones con Occidente. «No es momento de pedir nada, uno no vuelve a su casa por interés, lo hace por amor», opina el doctor Igor Trushko, veterano del Ejército Rojo que estos días compagina la consulta con el trabajo en las brigadas de autodefensa que velan por la seguridad en las calles. El turismo es otro campo estratégico y con las imágenes del bloqueo militar y la presencia de paramilitares en las calles de las ciudades, el sector teme una temporada en blanco.